Más de media hora tuvimos los seguidores del fútbol luso antes del encuentro para preguntarnos por qué Jorge Jesus apostaba por Talisca y Lima en punta de ataque, dejando en el banquillo a Jonas, quizá el hombre de ataque más en forma de Benfica. Talisca había demostrado un bajón en su rendimiento el último mes tras un inicio de temporada fantástico y Lima tan solo había marcado un gol desde septiembre, teniendo un papel mucho más secundario que la temporada pasada.
Entre conjeturas e hipótesis arrancaba el clásico luso con el guión esperando. Un FC Porto, que llegaba al partido el plena forma y espoleado por su clasificación ya confirmada en la Champions para la siguiente fase, dominaba el juego y la posesión del balón. Los locales hacían mucho daño por las bandas, de un lado Tello forzaba la amarilla de Andre Almeida en el minuto uno, y por la derecha la sociedad Brahimi&Oliver comprometía a Maxi Pereira.
Por esa banda derecha llegaría la primera ocasión, tras un eslalom del pequeño ex Atletico de Madrid, que cedía a Herrera, para que el mexicano disparase fuera. Avisaba en el minuto siete el dragón. La primera parte seguía por esos derroteros, con un total dominio local, y un Benfica agazapado, tratando de salir a la contra con Salvio y Gaitán. Ese fue el guión del partido hasta el minuto 36, cuando al más puro estilo Rory Delap (mito del Stoke), Maxi Pereira colgaba un saque de banda casi en el área pequeña. A ese balón no llega en primera instancia Martins Indi, a quien supera. En la cobertura, Danilo está despistado, donde aprovecha Lima para empujar el balón al fondo de la red, poner el cero a uno y hacer saltar las alarmas.
Tras el gol visitante, tiempo de descanso y momento de que Lopetegui azuzase a sus pupilos. Con la reanudación, el guión no cambió en exceso, dominio local de la pelota y un Benfica agazapado. En una de esas salidas de las águias de campo propio, Talisca dispara desde la frontal, Fabiano despeja mal, dejando el balón muerto dentro del área chica y de nuevo, el más listo de la clase, Lima, empujaba el balón al fondo de las mallas. Cero a dos en el minuto 55 y sorpresa mayúscula.
Lopetegui decidió (ahora si) dar entrada a Juan Quintero y a Quaresma. El ex del FC Barcelona provocó una minirrevolución, encarando y desbordando por banda. Sería a la salida de un córner cuando Jackson se encontró con el larguero de la meta defendida por Julio Cesar, en un remate casi fortuíto. Pero no sería la única ocasión. En el minuto 80, centro milimétrico (otra vez) de Quaresma, y el remate del colombiano, picado en exceso, se encuentra de nuevo con la madera.
Y como si ese remate fuese la crónica de una muerte anunciada, hasta el final, nada de nada. El colegiado pitó el final y la sorpresa se confirmó. Un Benfica, líder si, pero sumido en una significativa crisis de juego y eliminado de Europa, asaltaba Do Dragao. Cero a dos frente a un FC Porto que partía como favorito, y que ahora ve como son seis los puntos que les separan de la cabeza que ocupa, orgulloso, el conjunto de Jorge Jesus, quien por cierto, ayer volvió a demostrar que es un gran técnico. Por su parte, su homónimo portista Julen Lopetegui, declaraba después del encuentro que ahora más que nunca tenía claro que el FC Porto iba a ser campeón de Liga. ¿Una huída hacia adelante? Seis puntos de diferencia y diecinueve jornadas restan para saberlo.