En una clase hay diferentes tipos de alumnos. Encontramos los empollones, alumnos excelentes con notas brillante y, habitualmente, odiados por la mayoría. También están los que pasan de absolutamente todo, nunca hacen los deberes y suspenden con asiduidad. Y después, encontramos unos estudiantes que nacieron con suerte. Aquellos que no necesitan atender a las explicaciones que se imparten, hacen todo a última hora, pero consiguen resultados brillantes. Si la Liga Santander fuera una clase, el Barcelona de esta temporada entraría en el último grupo.
El Barça de años anteriores se caracterizaba por elevar su fútbol a la categoría de arte. Una juego al alcance de muy pocos clubes en la historia del deporte rey, por no decir inalcanzable por ninguno. Fue como aquel alumno que hace los deberes con mucha antelación y siempre sacaba sobresalientes en los exámenes. Sin embargo, el Barcelona de esta temporada se ha columpiado y las notas pueden no estar a la altura de cursos anteriores.
El curso del Barça es parecido a una montaña rusa, sin la estabilidad que le caracterizaba en otros cursos. La confianza le está jugando una mala pasada y ahora está con el agua al cuello. El equipo siembra muchas dudas y sus padres dudan que pueda aprobar el curso. De hecho, estuvo a punto de suspender la Champions League pero, tras un examen de recuperación dificilísimo, obró el milagro y consiguió pasar a la siguiente fase.
Como buen estudiante que deja los deberes para última hora, el Barça se juega aprobar la Liga y la Champions en tan solo una semana. Así pues, el miércoles deberá superar otro examen de dificultad extrema en la asignatura europea. Después de suspender el examen de ida, de manera estrepitosa por 3-0 ante la Juventus, deberá obrar otro milagro para poder aprobar.
Solo cuatro días después, otro examen que puede suponer un posible aprobado o un suspenso definitivo. El domingo se enfrenta ante el Real Madrid en el clásico del fútbol español. La asignatura de la Liga parece estar suspendida, pero un buen resultado en este partido, daría esperanzas por conseguir la matrícula de honor.
Y es que, el Barça ha jugado 49 partidos y ha ganado solo 33 –el 67% del total–, ha empatado 8 y ha perdido otros 8. Unas notas muy alejadas de las que tenía acostumbrados a profesores y compañeros de clase. Se juega el curso a última hora, pero tiene tiempo de lograr un excelente. ¿Lo conseguirá?