Aspira a ganar Liga, Copa y Champions. Pero también a hacer del club y de su Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí un Silicon Valley del deporte y un referente mundial de la innovación deportiva, a través de un ambicioso proyecto: el Barça Innovation Hub. Así es como ha bautizado el Barcelona al plan tecnológico y de conocimiento con el que, independientemente de lo que Lionel Messi y compañía hagan sobre la cancha de fútbol, pretende marcar la pauta en el mundo del deporte y redimensionarse como club.
«Lo deportivo te puede distinguir de PSG o Manchester United puntualmente, pero para ser un referente mundial necesitamos hacer algo diferente. Y eso es el Barça Innovation Hub, algo que nadie está haciendo de momento, pero que en el futuro será necesario para seguir compitiendo», señala Albert Soler, director del área deportiva y del área de conocimiento del Barcelona. Y es que, en un contexto en el que la excelencia deportiva depende cada vez más de los pequeños detalles, el club azulgrana se ha propuesto cuidarlos al estilo de las grandes empresas tecnológicas que dominan el mundo. Y hacer de la investigación y la innovación tecnológica en el ámbito del deporte una parte troncal de su estructura de club.
«Esto no es un capricho, sino una necesidad. Las pequeñas diferencias son las que te pueden hacer ganar y, si queremos seguir estando a la cabeza, tenemos que generar conocimiento e ir a buscarlo a donde esté cuando no lo tengamos», añade Jordi Monés, el directivo del Barcelona responsable del área médica. Por eso, desde hace años, el Barcelona monitoriza sus entrenamientos con la tecnología GPS; decide la alimentación de sus deportistas con criterios científicos y trata sus dolencias con las técnicas médicas más efectivas y menos invasivas que se conocen.
«Para que la gente lo entienda, podríamos decir que las rotaciones que hoy día se hacen en el equipo de fútbol, por ejemplo, son más científicas que intuitivas, porque el GPS te da todos los datos de cómo está el cuerpo del jugador y te permite saber si necesita o no descanso», ilustra Soler. «Y cuando ahora buscamos un entrenador, tenemos claro que no cualquier entrenador es bueno para el Barcelona, por más que sepa de fútbol: tiene que entender y saber usar estos elementos y este conocimiento», prosigue el gestor azulgrana. «Porque, además, el juego del Barça condiciona la planificación del rendimiento; todo se hace en función de cómo se juega», añade.
Así lo hacía Josep Guardiola, así lo hace Luis Enrique y así tendrá que hacerlo quien lo sustituya al frente del banco del Barcelona a partir del próximo junio. De la misma manera que La Masia se convirtió en un referente mundial en la formación de deportistas, el Barcelona pretende ahora que este «proyecto estratégico para gestionar el conocimiento» devenga en un futuro no muy lejano en un modelo para otros clubes. Y por eso, desde hace ya un tiempo, decenas de profesionales de la entidad trabajan para estructurar el saber que el club ha ido acumulando en sus más de cien años de existencia, detectar qué áreas no tiene cubiertas y procurar respuestas donde se hallen: la universidad, empresas tecnológicas o centros de investigación médica.
Con un millón de euros de presupuesto anual, los trabajadores del área de conocimiento, dividida en deportes de equipo, rendimiento, servicios médicos y nutrición, tecnología y ciencias sociales, buscan la manera de innovar en su campo de trabajo. En ocasiones, a través de iniciativas generadas desde el propio Barcelona, como el proyecto Masia 360; en otras, creando alianzas con otras entidades y empresas que les hacen llegar sus propuestas. «Actualmente, tenemos en marcha 70 proyectos de investigación», señalan desde el club azulgrana. «Algunos, por ejemplo, tienen que ver con las lesiones de músculos y tendones». Otros, con cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar a optimizar el rendimiento deportivo o a expandir la marca del club, especialmente en los Estados Unidos, un mercado prioritario para el Barcelona.
«No hay en el mundo laboratorio más importante que nuestros cinco equipos profesionales, a los que hay que sumar el fútbol femenino», apunta Soler. «No en vano, el Barça es el primer club que ha logrado que la FIFA y la UEFA propongan el uso del GPS en las camisetas o en reclamar que las nuevas tecnologías se apliquen al arbitraje», destaca. Según asegura el director deportivo y de conocimiento del Barcelona, algunas franquicias de la NBA, la liga de baloncesto más importante del mundo, ya colaboran con la entidad azulgrana. También lo hace el Benfica portugués, que ha decidido aplicar en Lisboa parte de la metodología del club catalán. Son los primeros pasos públicos de un proyecto que lleva años gestándose y que aspira a convertir al Barcelona en el club al que mirar para saber hacia dónde camina el futuro del deporte.