Con la salida de hecho de Ancelotti como técnico del Real Madrid, se produjo un baile de futuribles nombres a ocupar el banquillo del club. Klopp, Valderde e incluso Mourinho. La incógnita, no obstante, se ha resuelto, sorprendentemente teniendo en cuenta los ritmos mercantiles de Florentino Pérez, muy deprisa: Rafa Benítez será quien dirija al equipo. Un nombre conocido en el mundo del fútbol y con credenciales. Pero, ¿cómo es Rafa Benítez de entrenador?
La máxima que rige todo el funcionamiento de sus equipos se basa en la practicidad y la optimización de recursos. En otras palabras: reducir la especulación en los partidos. “Utilizar el balón no como un medio sino como fin, para obtener resultados y ser concretos”, en palabras de Fabio Pecchia, segundo entrenador del Nápoles, en un reportaje para Canal +. Su idea es, por tanto, el orden defensivo y el descontrol ordenado en ataque. Que la mejor improvisación resulte de la mayor preparación previa. Partiendo de un esquema matriz, el 4-2-3-1, se suceden las variantes en función del rival y las necesidades del equipo. Analizar cada partido como un elemento aislado y aplicar las medidas más adecuadas para cada uno de ellos. Aunque todo se estructura sobre una misma idea: juntar líneas en defensa y abrirlas en ataque, finalizando con la mayor eficacia y eficiencia posibles.
Un esquema de trabajo que empieza desde la primera línea. Unos lo llaman equipo defensivo, otros lo llaman equilibrio. Aquel tópico de “el delantero es el primer defensa” está grabado a fuego en los equipos de Rafa Benítez. La presión tras pérdida con los espacios reducidos es la seña de identidad. Permite robar el balón en zonas cercanas al área rival, aunque para ello se precise de una gran exigencia física. Este es, precisamente, uno de los puntales del equipo. Un 80% de trabajo con balón y un 20% de trabajo físico general, además de otro 20% extra que se destina al físico específico, es decir, al trabajo individual en función de las características de cada posición. “Se trata de planificar de forma que se pueda llegar a un mínimo de garantías en cada partido intentando que el nivel de forma no baje drásticamente en ningún momento de la temporada”, explica Paco de Miguel, preparador físico del Nápoles y hombre de máxima confianza de Rafa Benítez. La premisa: que el equipo sea intenso y competitivo en todas las fases de la temporada. Solo quien muestre sacrificio, jugará con Rafa Benítez
Una filosofía que, independientemente del club al que dirija, mantiene a rajatabla. En una entrevista en 2010 para el canal Terra con Marcos López, analista de fútbol, cuenta una anécdota en forma de frase de cuando Rafa Benítez entrenaba a las categorías inferiores del Real Madrid: “entrenamiento duro, éxito seguro”. Algo que, a pesar de no ser un axioma sino más bien un planteamiento, refleja perfectamente el carácter metódico de Benítez. Dar el menor protagonismo posible al azar, en otras palabras. Se analiza por separado el juego del rival, el juego del equipo propio y a partir de ahí se propone un plan de acción en función de las variables analizadas. Reacio, por tanto, a imponer el estilo por encima de todo, como reconoce en la propia entrevista.
Valencia, Liverpool, Inter, Chelsea o Nápoles. Ahora, Real Madrid. Muchas voces coinciden en señalar que la prueba de fuego será ver a Benítez manejar un vestuario lleno de estrellas. A juzgar por los nombres de los equipos a los que ha entrenado, la prueba se antoja menos complicada. Incluso en el Valencia, en sus primeros pasos, ya tuvo que “sufrir” el peso de un fabuloso Aimar. De hecho, quienes mejor le conocen saben cómo es la relación entre Benítez y sus jugadores. Álvaro Arbeloa, que tuvo a Rafa como entrenador en Liverpool, confirma en una entrevista para Jot Down el carácter robótico del entrenador: “metódicamente es una pasada. Un fenómeno de entrenador. No tiene quizá ese contacto personal con el jugador que consiguen otros entrenadores”, concluye el lateral. Extremo que también confirma Xabi Alonso, jugador del Bayern, y que también le tuvo como entrenador en Liverpool, con quien no acabó del todo bien por rifirrafes personales: “No opera como otros muchos técnicos, pero no se puede negar que tiene éxito en lo que hace. Mantiene la distancia con los jugadores, él es el entrenador y tú el jugador, y así es como le gusta y hay que aceptarlo”. Nada de complacencias ni titubeos, ya sean jugadores o presidentes. La frase “he pedido un sofá y me han traído una lámpara” cuando el Valencia fichó a un jugador en una posición que Benítez no había requerido, ejemplifica el carácter tajante y en ocasiones díscolo del entrenador madrileño.
Los equipos sólidos, que no manejan la posesión de forma estéril, suelen tener una característica común: gestionan el sufrimiento y lo convierten en virtud. Fe, milagro, suerte o casualidad. Lo cierto es que Benítez cuenta con dos efemérides futbolísticas que siempre le acompañarán. Dos remontadas que señalan, en primer lugar, el afán luchador de sus jugadores y, en segundo lugar, la capacidad de improvisación de un tiempo a otro. Dos remontadas, decíamos. La primera en el año 2004, con el Valencia, cuando Benítez consiguió el título de Liga frente al Real Madrid de los “galácticos” (Figo, Beckham Raúl, Ronaldo, Zidane, Roberto Carlos…). Y no de cualquier manera. En enero de ese mismo año, tal y como cuenta Benítez en Espacio Reservado de Canal +, la distancia entre el Valencia y el Real Madrid era de 7 puntos. Rafa Benítez reunió a un grupo de jugadores y les dijo: “Vamos a ganar la Liga”. Una locura por aquel entonces, una realidad unos meses después.
La segunda fecha señalada y que ya forma parte indiscutible de la herencia futbolística fue la remontada en el año 2005 del Liverpool de Benítez al Milán –casualidades del destino- de Carlo Ancelotti. Una remontada que se gestó en los quince minutos de descanso y que se operó en los 45 minutos restantes. Una remontada de 3 goles en contra que el Milán había marcado en el primer tiempo. Habilidad o milagro, el caso es que el Liverpool empató, forzó la prórroga y los penaltis, que consiguió ganar gracias, entre otras cosas, al heroísmo de Dudek. El Liverpool fue campeón de Europa y Benítez laureado mundialmente.
Labrarse un nombre a Rafa Benítez nunca le ha sido fácil. Cuestionado en muchos de los equipos a los que fue, el tiempo ha ido poniendo las cosas en orden. Se dudó de su fiabilidad en Valencia e hizo historia. Anfield terminó enamorado del técnico y la afición napolitana se congratula de haber tenido como entrenador a quien les devolvió la esperanza, a pesar de no haber conseguido el objetivo marcado para esta temporada: meter al Nápoles en Champions. Ahora, los cantos de sirena vuelven a sonar entorno a Rafa Benítez y no son pocas las voces que, antes siquiera de haber firmado formalmente, ya claman al cielo por su llegada. Tan solo necesita tiempo, y quizás las cosas se vuelvan a poner en orden. Orden. Seguramente la palabra preferida del nuevo entrenador del Real Madrid.
Periodismo en la UCM por vocación, pasión y convicción. Me dejan escribir en @MadridSportsEs y @SpheraSports. Librópata y curioso por defecto.
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