Tras cuatro años de espera, Argentina comenzaba esta Copa América 2015 con ganas de revancha, reivindicación y una enorme ilusión gracias a su astro por excelencia, Leo Messi.
Ayer, en el Estadio La Portada, en La Serena, Argentina disputaba su primer partido de este torneo ante Paraguay, selección subcampeona de la edición de 2011, con una idea muy clara: arrollar y aplastar a la selección paraguaya con todo su arsenal, Messi, Agüero, Di María, Pastore y compañía, desde el inicio.
El planteamiento fue acertado, ya que el equipo del Tata Martino no tardó mucho en tomar las riendas del partido y jugar a su fútbol de toque, pases cortos y rápidos para que los hombres de arriba, con Messi como figura estelar, crearan ocasiones de gol sin parar. El astro argentino jugó brillantemente en la primera parte, asociándose con todos sus compañeros, en especial con Di María y Pastore.
El primer gol no tardó en llegar (minuto 29), aunque no fue ninguna jugada maestra por parte de la albiceleste, sino todo lo contrario, un fallo garrafal de Samudio propició el gol del Kun Agüero, grandísimo delantero que está en una forma física y mental magnífica. El delantero del Manchester City aprovechó un mal pase hacia atrás del defensa paraguayo para controlar el balón y tras regatear a Silva, marcar el tanto que ponía a los argentinos por delante en su debut. Todo marchaba bien. Todos estaban contentos.
Las cosas se pusieron todavía más a favor para los argentinos cuando en el minuto 35 el árbitro de la contienda, el colombiano Wilmar Roldán Pérez, señaló penalti a favor de los albicelestes sobre Di María. Craso error, Di María buscó el contacto y se tiró para forzar el penalti. El árbitro colombiano cayó en la trampa y Messi transformó un penalti injusto: 2-0 y el partido estaba resuelto. O eso pensaron los jugadores argentinos y el resto de espectadores que presenciaron el encuentro.
Sin embargo, los paraguayos no se vinieron abajo en la segunda parte, sino que plantaron cara a la selección argentina y sacaron mucho provecho en los segundos cuarenta y cinco minutos del partido.
Argentina se veía dueño y señor del partido tras el descanso, por lo que se relajó y le dio el balón a los paraguayos. Mala idea, muy mala, ya que los guaraníes tienen mucha pólvora arriba con Haedo Valdez y Derlis González. El primero, en el minuto 60, marcó un golazo desde fuera del área que hizo temblar el estadio entero, poniendo el 2-1 en el marcador y provocando bastante nerviosismo entre las filas de los jugadores albicelestes. El segundo, que entró en el descanso por Richard Ortiz y que pudo ver la roja al poco tiempo de entrar al terreno de juego por dos entradas muy duras a Di María, volvió loca a la defensa argentina con sus internadas y sus carreras por la banda.
El partido venía a su fin y parecía que Paraguay podía empatar en cualquier momento, aunque Argentina también tenía ocasiones para rematar un partido loco de ida y vuelta. Al final, en el minuto 90 ocurrió lo que ni el paraguayo más optimista se podía imaginar: Lucas Barrios marcó con la zurda dentro del área tras un centro a la espalda de la defensa.
2-2 y fin del partido. Los guaraníes lo celebraron como una victoria en toda regla (no es para menos, ya que este punto les coloca en una buena posición dentro de su grupo). Los albicelestes, por su parte, tuvieron que marcharse con la cabeza baja, ya que desperdiciaron una ventaja muy clara y ahora se la jugarán en el próximo partido ante su archienemigo, Uruguay.