5 de Marzo de 2019. El Ajax vencía 1-4 al Real Madrid en el Bernabéu para sellar el pase a cuartos de final. Los neerlandeses batían al vigente campeón -en el Santiago Bernabéu- con una superioridad abismal, gracias a un estilo de juego y a una generación de única. De Ligt, Ziyech, Tadić, Van de Beek, Tagliafico, Schöne, Neres… grandes jugadores, sí, pero había uno de ellos que destacaba por encima del resto: Frenkie de Jong. El joven centrocampista neerlandés tomó las riendas de su equipo para llevarlo a semifinales de la Champions League, regalando una exhibición de fútbol y de control del juego en cada encuentro de los ‘Ajacied’.
Los grandes de Europa pusieron los ojos en este equipo repleto de joyas. De Ligt firmó con la Juventus, Ziyech se fue a Londres, Schöne se fue a Italia a probar suerte, Van de Beek firmó por el Manchester United y De Jong, tras dudar entre París o Barcelona, puso rumbo a la capital catalana para convertirse en pieza fundamental del futuro del club. De Jong llegaba al Barça por 75 millones de euros. El club dirigido por Bartomeu -en aquel entonces- anunció su fichaje antes de finalizar la temporada 2018/19, año en que los ‘culers’ consiguieron su último título liguero y llegaron a semifinales de Champions. Frenkie llegaba al club de sus sueños, al club que siempre admiró y del que se considera aficionado.
Ernesto Valverde fue el primer entrenador de De Jong. Una tónica habitual del centrocampista en Barcelona ha sido, según los expertos, que ninguno de los cuatro entrenadores que ha tenido han sabido ubicar al holandés en el rectángulo de juego. De Jong empezó jugando de interior, enganchado a la banda izquierda o a la banda derecha, cerca de la línea de cal, y lejos de las funciones que ejercía en el Ajax. La jerarquía es una de las culpables de la pobre o lenta adaptación de De Jong al ‘estilo Barça’. Busquets era -y es- el encargado de gestionar todo lo que suceda en el centro del campo de los azulgrana. Dejando de lado a Messi, el fútbol del Barcelona gira en torno al de Badía. De Jong tuvo que adaptar su estilo de juego a un Barça y a un vestuario en el que se empezaba a crear unas tendencias de comodidad y relajación impropias de capitanes o jugadores que llevan toda su carrera en el club.
La primera temporada del neerlandés en Barcelona no fue la mejor, quizás por el hype que se había creado en torno a un jugador muy verde en cuanto a experiencia, o por las situaciones que vivía el club: dos cambios de entrenador (de Valverde a Setién, y de Setién a Koeman), la histórica eliminación de Champions 2-8 ante el Bayern de Múnich, el pobre estilo de juego del Barça, Messi y el burofax, el peso de los capitanes y de las ‘vacas sagradas’ dentro del vestuario, la gran competencia deportiva en su posición, las decisiones de una directiva a la deriva…
Con la llegada de Koeman al banquillo del Camp Nou y las salidas de Rakitić, Arturo Vidal y Arthur, De Jong cambió su estilo de juego. Adoptó un rol de todoterreno, de recibir cerca del área propia cuando el Barça sale en corto y, al mismo tiempo, llegar acampo contrario para rematar la jugada. En la 2020/21, el neerlandés marcó más del doble de goles que la temporada anterior. Esa misma temporada, al igual que su compatriota Ronald Koeman, De Jong alzó su único título como jugador azulgrana. El neerlandés consiguió marcar en la final ante el Athletic Club que le permitió ganar su única Copa del Rey, y ya se empezaba a asomar ese De Jong diferencial que tanto esperaba la afición ‘culé’.
Todos esperábamos que De Jong diese un salto de calidad al inicio de la 2021/22 tras un buen final de temporada. Y, lamentablemente, esta ha sido la temporada que ha sentenciado al neerlandés de manera definitiva. Xavi llegó al banquillo ‘culé’ en noviembre de 2021 con la misión de reflotar a un Barça que se encontraba noveno en LaLiga. Xavi, desde un principio, afirmó que De Jong es clave en su posición y que es un jugador único. Que es fundamental para el Barcelona y su estilo. Pero lo que hemos visto del ex del Ajax en los terrenos de juego no dice lo mismo.
De Jong vino para cambiar partidos, para marcar la diferencia, para sumar. La falta de actitud del centrocampista neerlandés en algunos partidos es alarmante. Algunas veces, incluso, el jugador resta. Partidos como el del Cádiz en el Camp Nou o la bochornosa eliminación de Europa League pusieron el foco de muchas críticas en el ’21’ azulgrana. Todo el mundo sabe que Frenkie es muy bueno con la pelota en los pies, y aún mejor cuando ha de identificar el espacio y colocarse en el campo. Pero sin actitud no se va a ninguna parte, como aquel que dice.Miren a jugadores como Cristiano Ronaldo o el mismo Vinicius Jr. Quien tiene calidad y ganas de triunfar, triunfa.
La irrupción de Pedri y Gavi en el primer equipo tendría que haber despertado o activado al neerlandés, cuyo rol en el equipo empezaba a ser prescindible. Dos goles en toda la temporada. Uno de ellos, ante el Nápoles en el Estadio Diego Maradona. Ese partido, al igual que la victoria azulgrana en el Bernabéu por 0-4, Frenkie De Jong sí que demostró de lo que puede ser capaz, y nos recordó a aquel joven centrocampista que bailó, hace ya unos años, a Modric, Benzema, Kroos, Casemiro y Varane en su propia casa.
La salida de Frenkie del Barcelona es una incógnita, aunque parece inevitable. Tanto por lo deportivo como por lo económico. El Manchester United se postula como destino favorito del neerlandés, a pesar de que el jugador se encuentra muy feliz en tierras catalanas.
La venta de De Jong es una necesidad. La actitud del jugador comparada con la de Gavi o Pedri sumando la jerarquía de Busquets en el centro del campo y el fichaje -casi cerrado- de Kessié, ha provocado que De Jong sea uno más en la plantilla. La alta valoración de mercado del centrocampista permite que, en caso de venderlo, el Barça sanee su delicada situación económica además de liberar masa salarial (De Jong cobraría unos 19 millones de euros a partir de la siguiente temporada en el Barcelona). Además, podría llegar al United, un equipo en el que sería una pieza fundamental tras la salida de Pogba y con la llegada de Ten Hag, un entrenador que conoce a la perfección las características y el estilo de juego de Frenkie.
La relación De Jong – Barcelona parece que llega a su fin. Tres temporadas en las que no ha conseguido cuajar en el equipo; tanto fuera, como dentro del campo. Un jugador que estaba destinado a ser la joya de un proyecto azulgrana que jamás ha existido, un proyecto que renacerá -seguramente- sin su figura, que acaba de cumplir los 25 años. Un jugador que en otro contexto hubiera marcado la diferencia. Un jugador que, sin saberlo, vino al Barça en el momento equivocado.
Imagen de cabecera: @DeJongFrenkie21
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