El Clásico femenino se disputaba este domingo con una expectación nunca antes vista. Por primera vez se respiraba un ambiente de media igualdad, de que el Real Madrid había logrado situarse muy cerca del FC Barcelona. Lo decían sus resultados (llegaba invicto y rozó la victoria ante el PSG) y también el nivel mostrado por su plantilla, pero sobre todo parecía que el FC Barcelona había bajado una marcha. Sin Alexia Putellas, Mariona Caldentey y Caroline Hansen, y tras sufrir contra el Levante como hacía tiempo que no lo hacía contra un equipo español, por momentos creímos que el equipo de Jonathan Giráldez se había vuelto hasta terrenal. Si las granotas habían tenido opciones de empatar hasta el último suspiro… ¿por qué no las blancas?
Sin embargo, todo atisbo de igualdad se disipó en cuanto la árbitra dio el pitido inicial. En el minuto tres el Barça había dispuesto de tres ocasiones clarísimas: una la paró Misa, otra se fue al larguero y la último acabó en el fondo de la red, un cabezazo sensacional de Crnogorcevic. Antes del descanso Patri Guijarro ampliaba la ventaja en un error de bulto de las madridistas, mucho menos avispadas que su rival en los rechaces. Cada balón suelto era propiedad culé, y así llegaron también los goles de Aitana Bonmatí y Fridolina Rolfo, sabiendo reaccionar ante una segunda jugada. El Madrid no vio venir ninguna. Y la mejor fue, una vez más, Misa Rodríguez.
El conjunto blanco está hecho para tener el balón. Contra el FC Barcelona lo perdió, y vimos a una jugadora descomunal como Caroline Weir corriendo detrás del esférico los 90 minutos que estuvo sobre el campo. Athenea del Castillo no desbordó una sola vez. Esther corrió incansablemente, pero sin premio. Toletti pasó desapercibida, pero no más que Sandra Paños, que apenas intervino tres veces en todo el encuentro. Las de Toril no inquietaron al Barça en ningún momento, una decepción dadas las expectativas generadas. ¿Seguía siendo el Barça favorito a pesar de las bajas? Por supuesto. No hay que olvidar que llevan sin perder un partido de Liga desde hace dos temporadas, y su fondo de armario es mejor que el once titular de cualquier club de España. Pero incluso el año pasado el Madrid fue capaz de hacer daño, de ponerse por delante en el marcador y de anotar dos goles en el Camp Nou (en Champions) o aguantar con 0-0 hasta el 91′ en la Supercopa. Acabó perdiendo, pero murió en la orilla, no en medio del océano.
Van 9 Clásicos y 9 derrotas, 47 goles a favor del Barça y seis a favor de Real Madrid. Misa Rodríguez, probablemente la única madridista que estuvo a la altura de un partido de tales características, ha sido también una de las pocas en hablar en redes. «Lo siento por no ser capaces de estar a la altura en estos partidos, pero lo estaremos, esto es el Real Madrid. Lo que hoy es dolor y frustración, en un futuro se convertirá en triunfos y alegrías«. Una vez más, se pide paciencia, pero en el Real Madrid eso no existe. Ni siquiera en su sección femenina. Incluso con la mayor de las inversiones, el FC Barcelona vio como el Atlético de Madrid ganaba tres Ligas seguidas con un presupuesto netamente inferior. Alcanzar el nivel del Barça requiere, además de esfuerzo, tiempo y dinero. El Madrid lleva dos años en la élite y no ha invertido ni la mitad que el club azulgrana. Pero el peso de la historia y del escudo obliga a seguir intentándolo. En el campo y en los despachos.
Foto principal: FC Barcelona femení