En un curso en el que la Real Sociedad sigue presentándose como alternativa a escuchar la música de la Champions League el año que viene, obviamente, sobresalen muchos nombres. El once que normalmente presenta Eusebio está cuajando una temporada sobresaliente pero hay uno que sigue sorprendiendo a más de uno: Yuri Berchiche. El lateral de Zarauz es de aquella estirpe de futbolistas físicos que llegan a línea de fondo y que podrían continuar corriendo hasta la otra punta de la ciudad. En un equipo en el que todos dominan el lenguaje del pase al pie, él es todo lo contrario.
El entramado ofensivo guipuzcoano comienza con el encuentro entre Iñigo e Irralla y acaba encontrando a uno de los extremos o con un pase largo si la presión rival es buena. Normalmente aquellos lanzamientos terminan en la cabeza de Willian José o, ahora, la potencia de Yuri. Cabe destacar, también, la inteligencia de Oyarzabal para dejarle el carril abierto al defensor izquierdo que impresiona a Anoeta. Al controlar el cuero, sus galopadas son imparables y sus centros buscan la entrada al área de Prieto o la testa de Willian José.
Otro aspecto importante es la envergadura que tiene en su ataque. Gracias a su indudable capacidad de subida Yuri forma triángulos constantes con sus compañeros, algo clave en el sistema ofensivo de los de San Sebastián. Quién se lo iba a decir hace un lustro, cuando vagaba por la Segunda B tras un fallido intento en Inglaterra.
En las islas, jugó en el Tottenham (en los reservas) y en el Cheltenham hasta volver a España para reconducir su carrera. Ya sabe lo mal que se pasa para llegar a la élite y ahora no parece que se vaya a bajar del tren de primera división en mucho tiempo. La Real Sociedad tampoco le dejaría.
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