La proyección de un jugador se para en el momento en que hay una lesión. Un futuro que se dibuja desde que pone la bota sobre el terreno de juego y se descubren sus cualidades. Pero al caer y no poder levantarse (a pesar de todo el apoyo moral que te puedan proporcionar tus más allegados) es frustrante, un duro golpe del que intentar reponerse día a día. La carrera se detiene, pero la mente continúa y la rehabilitación es lo más importante en estos momentos. Se para por un cierto tiempo. No obstante, no hay que caer en el desánimo y en el más profundo sentimiento de negación.
En cierto modo es lo que ha sucedido en el Atlético de Madrid. Una carrera con una proyección de futuro envidiable se ha visto trastocada por un lapsus de tiempo. En un entrenamiento, en una acción fortuita, escenario y soporte del peor desenlace que podría tener un final de terror, la lesión de ligamento cruzado anterior de una de las jugadoras que estaba teniendo, hasta la fecha, un protagonismo superior en un equipo con ganas y ansias de títulos, Andrea Falcón. Como un corazón que deja de latir, la centrocampista se cruzó con la cruda realidad en el mejor momento de su carrera.
El tiempo vuela. Ya hace casi un mes de ese momento, de ese instante fatídico, de ese suspiro que exhalas porque no te queda aliento ni siquiera para un grito de desgarro. Ese desgarro te hunde en la miseria, te destruye por dentro, te aleja de la pasión por y para la que vives: el fútbol. Por suerte o por desgracia la vida sigue y Falcón será operada de la rodilla derecha. Una operación que todos los jugadores temen, pero que, realmente, sirve para que regrese con más fuerza y ganas que nunca.
Grandes cualidades en situaciones difíciles
Determinación, desborde y velocidad. Tres características de la joven canaria que, aunque ya no podrá ponerlas en práctica sobre el césped hasta la temporada que viene, sí que tendrá que darles uso en este periodo de tiempo que estará fuera de los terrenos de juego. Determinación a la hora de elegir en cada momento lo mejor para su rodilla. Desborde para intentar, de una forma u otra, evadirse de pensamientos negativos por muy duro y pesado que se haga este ‘trayecto’. Y velocidad. Velocidad a la hora de asegurarse una pronta recuperación y estar de nuevo con el equipo para volver a ser la de siempre, un huracán por la banda.
“Siempre positivo, nunca negativo”
¡Qué gran frase de Louis Van Gaal! Se puede aplicar a cualquier situación de la vida y, en este caso, es sumamente necesario emplearla. Si se piensa en negativo, en lo que te quita la lesión, se puede ratificar que te despoja de tu pasión, de lo que te gusta hacer cada mañana que te levantas y cada fin de semana en los partidos. Sin embargo, también te obsequia con aspectos positivos: una madurez, dada la juventud (tan solo tiene 20 años), y el saber afrontar retos en la vida.
Para una persona que se dedica en amor profundo al fútbol, este tipo de lesiones es lo peor que le puede pasar, y todo el mundo lo sabe. A pesar de ello, no hay que bajar los brazos y de esa filosofía se nutre el Atlético de Madrid, de no dar nada por perdido. Una filosofía que tiene muy presente Andrea Falcón y que, por supuesto, llevará a cabo en este periodo de tiempo sin la camiseta rojiblanca.
Un momento. Un instante. Un segundo que se convierte en tiempo para salir de este bache. No es una hoja en blanco en la que haya que hablar de lo que se puede perder esta temporada, a la que le quedan días contados y fechas nombradas, sino que es tiempo de recapacitar, de mirar al frente y de salir renovada. Todavía le restan muchos años de carrera deportiva. Muchos años de una carrera que no se corta, se detiene. Y se detiene por un corto periodo. Al fin y al cabo el tiempo es tiempo, y el tiempo vuela, y tan pronto como uno lo piense, Andrea Falcón estará de vuelta con energías renovadas para seguir siendo determinante, para continuar desbordando a rivales y para perseguir, con velocidad, una carrera que le espera y le depara un futuro increíble.
Foto principal: Atlético de Madrid