Querido diario, ha llegado el momento. Hasta ahora, los males han venido acompañados de alivios. Cuando estaba bien Isco, se lesionó Modric, así que suplí su baja metiendo al malagueño. Cuando se estaba recuperando Modric, se lesionó James. En su lugar coloqué a Isco, además de mantener a Modric. ¿Pero ahora qué? Ahora que todos están bien, tanto física como futbolísticamente, ¿a quién quito?
Ya sé que para esto están los entrenadores. Pero es una decisión difícil y, sea cual sea, impopular. Si dejo en el banquillo a Isco, me caerán palos. Me llamarán injusto por haber quitado a un futbolista “innegociable” que ha tirado del carro en los últimos baches. Y si quito a James o a Bale para que entren todos, la sombra de los cheques millonarios rondará mi cabeza. Habré sentado a los jugadores más caros del mundo.
Algunos dicen que bendito problema, y en cierto modo llevan razón. Pero ahora mismo estoy en un laberinto sin salida: si salgo por la derecha o si salgo por la izquierda, habrá críticas. Así que tendré que reflexionar. Creo que lo dije en la sala de prensa después del partido frente al Granada: “la decisión será a ojo”. O algo parecido. Es decir, que tantos conocimientos de fútbol al final desembocan en decidir si un jugador ha hecho más carreras que otro en el entrenamiento, ha marcado más goles en la pachanga o ha acertado más pases en los rondos. Qué cosas tiene este deporte.
Estoy en mi despacho y a mi derecha tengo unos tres folios llenos de datos. Asistencias, goles, pases acertados, kilómetros, balones perdidos, balones recuperados. No me gusta reducir futbolistas a simples números. ¿Acaso el fútbol se rige por la aritmética? Pero a veces es inevitable y tengo la tentación. Miro de reojo. Isco ha marcado 3 goles en Liga y ha asistido 8 veces. James ha marcado 8 y ha asistido en 9 ocasiones. Y eso que ha jugado menos minutos. Bueno y lo de los 80 mill…¡No! Eso no debería decantar la balanza. Por cierto, se me olvidaba Bale, pero está descartado. Ya lo dije: “mientras estén bien, la BBC jugará”. Me reafirmo.
Así que en esas estoy. Con Isco ganamos en creatividad. Con James aumentamos la pegada. Isco se mueve mejor en partidos cerrados, en pocos metros. A James le gustan los espacios, abarcar mucho campo y desgastarse a correr. En otros equipos, la fórmula es sencilla: sacamos a los jugadores que mejor se adapten a las condiciones del partido. Pero esto es el Real Madrid. Estar en el banquillo maximiza el mensaje de que hay alguien por encima de ti. Yo sé que muchas veces no es así. Los entrenadores nos regimos por otros parámetros, más racionales, estudiamos los partidos. Pero yo también fui jugador, ¿cómo no les voy a comprender?
Ni siquiera el Bernabéu ayuda. ¿Que qué significa esto? Mira, muchas veces, la afición juzga. A los entrenadores nos sirve en alguna ocasión para replantearnos las cosas. 80.000 personas no pueden estar equivocadas a la vez. No digo que nos guiemos por eso, pero a veces da que pensar. Pero en cada partido varias veces escucho el nombre de Isco al unísono. El otro día, frente al Granada, fue James quien salió ovacionado, el público en pie y coreando su nombre. Los dos se han ganado a la afición. Les quieren ver sobre el campo.
En fin, al menos con esto me desahogo. Ahora me retiro a deliberar, como diría un juez. Con lo poco que me gusta a mí estas situaciones. Siento que a alguien decepciono con mi decisión. Nadie dijo que fuera fácil.
Hasta la próxima.