La Navidad se cierne a nuestro alrededor. Son días de vacaciones, de descanso, de reuniones en familia esperando la víspera del nuevo año que se acerca. 2017 está a la vuelta de la esquina, y una de las mayores fuentes deportivas del planeta quiere recibirlo por todo lo alto. La NCAA de fútbol americano entra en el momento más esperado del curso, ese en el que los cuatro mejores equipos de la temporada se juegan el trofeo de campeón.
Ha sido una campaña trepidante, que nos ha dejado emoción por los cuatro costados. Muchos conjuntos han estado a punto de entrar en la cena por el título, pero solo cuatro brindarán antes de una final four, en la que tan solo uno de ellos se tomará el champagne como vencedor.
Todos los amantes del fútbol americano universitario a buen seguro que no perderán la vista de este gran evento en el que se decide el nuevo campeón, por lo que para todos ellos, y todos aquellos que quieran probar una adrenalina de la que será difícil desprenderse, unos apuntes de cada equipo participante.
ALABAMA
La gran favorita. Un equipo invicto y temible que se ha paseado por la NCAA sin conocer la derrota esta campaña, en la que ahora, buscará rematar revalidando un trofeo obtenido el año pasado. Entre otros conjuntos que se han visto superados por los Crimson Tide se encuentran Tennessee, LSU, Florida, Ole Miss o USC.
No es casualidad que su temporada regular no este manchada por una sola derrota, ya que la combinación de ataque, defensa e incluso equipos especiales, ha funcionado a las mil maravillas. Cada parte del esquema diseñado por Nick Saban (Entrenador jefe) ha cumplido con creces su papel en el terreno de juego.
En ataque, la velocidad y agilidad de su QB, Jalen Hurts, ha impuesto la carrera como forma de vida. 841 yardas de carrera para él, solo superadas por el RB, Damien Harris, con 983. Dos promesas que han superado las expectativas puestas en ellos su año de freshman.
La carrera es su punto fuerte, donde destacan abriendo espacios con una línea ofensiva en la que no faltan los huecos cuando se trata de aclarar el camino a sus velocistas, destacando en esta faceta Cam Robinson (OT), un portento físico de 198cm y 145 kg que será miembro de la NFL en poco tiempo.
No obstante, en el pase, Hurts no es manco ni mucho menos, y para que sus envíos acaben en buenas manos cuenta con varios receptores de primer nivel, así como Calvin Ridley Jr (WR) y O.J. Howard (TE). El primero es uno de los mejores receptores del país, mostrando una tremenda rapidez para dejar atrás a su par desde la esquina, recibir y anotar, mientras que el segundo es una combinación perfecta de potencia y velocidad, dejando ver lo que es, un jugador de garantías para alcanzar la NFL.
La ofensiva, como se puede ver, no está nada mal, pero la defensa mejora lo visto hasta el momento, no obstante es la mejor de toda la NCAA, al menos en cuanto a estadística se refiere.
Por dentro es casi imposible entrar, al menos sin sostenerte en pie tras un par de golpes bien dados, e incluso los quarterbacks enemigos deben tener cuidado con no salir mal parados, ya que la media de Alabama, en cuanto a sacks por partido se refiere, ha sido de 4 durante el curso.
Jonathan Allen, un verdadero tanque que arrolla cuanto se interpone en su paso y una de las elecciones más altas en el próximo draft si todo sigue su curso natural, es pieza clave en una primera línea que cuenta con otros talentos tales como DalvinTomlinson o Da’Shawn Hand. A ellos se suman la formidable banda de cornerbacks con los que cuentan en Alabama, destacando un par de nombres con futuro asegurado en la NFL, y si me permiten la osadía, diría que exitoso, como son Marlon Humphrey y Minkah Fitzpatrick.
Tras ellos, Ryan Anderson, Reuben Foster y Tim Williams dirigen un conjunto de linebackers atléticos y veloces como pocos. Lo cierto es que en general son LB de baja estatura si comparamos con el resto de equipos, pero con la agresividad que demuestran en cada partido y esa explosividad que no deja respirar al ataque rival, han asfixiado más de una ofensiva.
Junto a estos dos equipos, y para echar el cierre a la universidad de Alabama, J.K. Scott con el punt es un seguro de vida para evitar contratiempos cerca de la end zone, y Adam Griffith (K) buscará convertir cada field goal concedido en tres puntos más para los suyos.
CLEMSON
Un año más, los Tigers de Clemson se cuelan en la lucha por el título en la Fiesta Bowl. Tras una temporada casi impecable, en la que solo se han dejado una derrota (ante Pittsburgh), el balance de 12-1 les muestra como una potencia en toda regla, haciendo especial hincapié en su ofensiva, que ha registrado una media de 40 puntos por encuentro este curso. Algunos de los rivales que han sucumbido a su empuje son Louisville y Florida State.
Su ataque gira en torno a un hombre que lleva marcando la diferencia en los Tigers las últimas campañas, Deshaun Watson, su quarterback. Watson es un QB muy serio que ejerce un gran control sobre el juego de los suyos. Sabe salir muy bien del pocket si se encuentra en apuros para lanzar, y tiene buenas prestaciones para la carrera si es necesario, como ha demostrado con algo más de 500 yardas esta temporada. Sin embargo su principal arma es el pase, donde demuestra una gran destreza, como muestra su media de 300 yardas de pase por partido este año.
A su vez, el gran problema con el que cuenta se debe al elevado número de intercepciones que recibe, un total de 30 desde que llegó a Clemson en 2014, la mitad de ellas encajadas esta temporada. No obstante, con trabajo y la experiencia que irá ganando, a buen seguro que reduce esta cantidad, dejando claro lo que muchos ya saben, su enorme potencial para jugar en la NFL.
Un gran QB al mando de las operaciones que Dabo Swinney (Entrenador jefe) trasmite desde la banda, pero que no camina solo, ya que cuenta con un elenco de receptores maravillosos. En cabeza el receptor estrella, Mike Williams, un WR al que la NFL no dejará escapar. Alto (193cm), fuerte, rápido para su talla y peso (100kg) y con un salto portentoso, son habilidades que lo convierten en un jugador impredecible y terrible a la hora de marcar. Junto a él, Artavis Scott, Deon Cain o la bestia Jordan Legett, con sus 196 cm de estatura y 115 kg de peso, conforman una línea estupenda para recoger los envíos de Watson.
Para acabar con el ataque de los naranjas, la carrera la lleva cómodamente un runningback muy interesante, Wayne Gallman. Rápido, paciente y de zancada elegante, sabe esperar el momento oportuno para aprovechar la brecha que su línea ofensiva le proporciona, encargándose de convertir en yardas los pocos espacios de los que dispone. Un total de 1002 yardas de carrera este año demuestran el potencial de otro jugador muy seguido por la NFL.
Tras quedarse a las puertas del triunfo el pasado curso (perdieron en la final con Alabama), no quieren que se repita la misma historia y solo les vale ganar, para lo que se encomendarán a su ofensiva, pero sin descuidar una defensa, que aunque no brille del mismo modo, sí que cuenta con jugadores de mucho nivel, tales como el freshman Dexter Lawrence (DT), una bestia en defensa y una de las mayores promesas defensivas en la NCAA, un jugador al que no cabe la menor duda que la NFL acabará por aceptar entre sus filas, seguramente como una alta elección de draft.
Junto a él encontramos a su compañero Clelin Ferrell (DE), otro fuera de serie que está brillando en la universidad de Carolina del Sur, Carlos Watkins (DT), un cerrojo por el centro o Christian Wilkins (DL), Kendall Joseph (LB), Cordrea Tankersley (CB), Jadar Johnson (CB) con hasta cinco intercepciones esta campaña, y Ben Boulware (LB) entre otros jugadores destacados . En definitiva un equipo con mucho nivel que promete ofrecer espectáculo y pelear por el título.
OHIO STATE
Urban Meyer (Entrenador jefe) ha logrado que Ohio vibre con los Buckeyes en Columbus gracias a una campaña en la no se han visto derrotados en casa, superando en su fortín a uno de los rivales más fuertes y una de las ausencias más notables en esta Fiesta Bowl, Michigan. Pero por si fuera poco, tampoco han sido menos lejos de su público, y a pesar de un traspié ante Penn State, han salido airosos como visitantes ante combinados tan poderosos como Oklahoma o Wisconsin.
Es necesario explicar su éxito empezando con el ataque, donde una línea ofensiva de gran solvencia para proteger a su QB y abrir espacios en la defensa rival, empieza a construir una estructura sólida en la generación de puntos.
Liderando todo el entramado ofensivo se encuentra el QB de tercer año, J.T. Barrett, encargado de distribuir las jugadas entre el pase y la carrera, siendo la preferida está última, donde el mismo Barrett puede encargarse, casi tanto como el RB estrella, Mike Weber (1072 yardas este curso) o Samuel Curtis, un jugador que combina sus yardas entre la carrera y la recepción, siendo el arma más efectiva en el ataque de Ohio State.
Acompañando a Curtis en labores de receptor, se encuentra el joven Noah Brown, una promesa que muchos ven como futura primera ronda de draft gracias a sus excelentes condiciones físicas. Además de estos dos, Dontre Wilson (WR) y Marcus Baugh (TE), conforman un grupo muy fiable para entregar el balón.
Por su parte, el equipo defensivo también cuenta con muchos nombres propios de interés, dando forma a un entramado implacable con sus enemigos. En primera plana, Nick Bosa (DE) y Sam Hubbard (DE) son una amenaza constante para sus marcadores y QB rival. No les falta potencia, como tampoco le falta a Tyquan Lewis, otro monstruo capaz de parar un tren si se lo propone.
Detrás de estos cerrojos, Raekwon McMillan (LB), líder en tackles de Ohio State, se encarga de cortar toda ofensiva que escape a la primera presión, ayudado en esta tarea por Jerome Baker o Chris Worley entre otros. Y para completar este elenco de defensores, habilidosos a la par que potentes, aparecen los cornerbacks Gareon Conley y Marshon Lattimore, que junto al safety, Malik Hooker, una de las estrellas más brillantes de toda la liga, son un constante quebradero de cabeza para los receptores enemigos, ya que no dejan pasar la oportunidad de interceptar cualquier balón. Entre los tres suman un total de 13 intercepciones, de las 19 que reúne todo su equipo.
En definitiva estamos hablando de un equipo compacto, con figuras desequilibrantes, pero cuya fuerza reside en la unión de un bloque que no se dejará amedrentar por los teóricos favoritos y buscará hacer buenas sus opciones al título.
WASHINGTON
Washington, comandado por Chris Petersen (Entrenador jefe) desde la banda, ha concluido el año con un balance de 12-1, cuya única derrota fue ante USC. Oregon y Stanford probaron su medicina más letal y no pudieron con la sorpresa en este torneo.
Llevando el peso del ataque, y poniendo en marcha las jugadas ofensivas, encontramos un quarterback que ha progresado de manera evidente en esta campaña, convirtiéndose en una estrella emergente a la que equipos de la NFL ya no perderán el rastro. Su nombre no es otro que Jake Browning, y sus números hablan por sí solos de su mejoría, pasando de 16 pases de TD en 2015, a 42 en 2016, siendo el segundo, en este apartado, de toda la NCAA. Tiene un brazo potente, y con facilidad para moverse por el pocket, es un peligro constante tanto a corta, media y larga distancia.
Recibiendo las bombas de Browning, aparece en primer lugar John Ross, uno de los wide receiver más prometedores en esta camada de jugadores que esperan contar con una oportunidad en la NFL, una oportunidad que le llegará sin ninguna duda, gracias en gran medida a una velocidad endiablada con la que se zafa de su par y permite a su quarterback encontrar siempre una opción de pase en el número 1 de los Huskies. Además, Dante Pettis (WR), Chico McClatcher (WR) y Darrell Daniels (TE),se unen a Ross para alternarse en las recepciones.
Pasando a la carrera, un nombre destaca por encima del resto, el running back sophomore Myles Gaskin, que con sus 178cm de estatura y 88kg de peso, se muestra ligero, ágil y rápido para lograr números tan formidables como los obtenidos este curso, con un total de 1339 yardas de carrera. Todo un espectáculo cuando pasa la primera línea. Muy buena visión para encontrar el hueco, y mejores piernas para dejar atrás a sus perseguidores.
Y si en ataque las cosas funcionan, en defensa tampoco marchan nada mal. La primera línea, donde destacan Elijah Qualls y Vita Vea, precede de antesala a un conjunto de LB realmente solvente y peligroso. Azeem Victor, Keishawn Bierria y Psalm Wooching son algunos de los nombres propios que habrá que tener en cuenta de cara a los partidos venideros.
El colofón a todo este entramado defensivo lo ponen los corner backs, donde Sidney Jones, al que muchos auguran un futuro prometedor en la NFL, lleva la batuta. Junto a él, Budda Baker y la sorprendente e inesperada estrella emergente, Tyler Rapp (Safety), cerrarán las filas de Washington en la retaguardia.
HORARIOS:
Alabama – Washington – 31 de Diciembre de 2016 (21:00 hora española)
Clemson – Ohio State – 1 de Enero de 2017 (01:00 hora española)
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