Un tarde cualquiera, un domingo cualquiera. Justo al lado de Chapín, en Jerez, se encuentra la pradera hípica, creada para albergar parte de los Juegos Ecuestres Mundiales en 2002. Allí, a las seis de la tarde de cada domingo, se reunían varios jóvenes africanos para jugar al fútbol. Por allí, una tarde cualquiera, de un domingo cualquiera, pasó Quini Rodríguez, dueño de ‘Alma’, una perrita abandonada que acogió tras verla en los alrededores del ambulatorio de La Barca de la Florida, donde hacía guardia como ATS. Su nombre no fue casualidad. Quini veía en Alma la bondad de su hermana Maca, amante de los animales, solidaria con los inmigrantes y tristemente fallecida de cáncer. Su hermana desapareció, pero su ‘alma’ nunca lo hizo.
Maca no pudo vencer a su enfermedad, pero su legado quedaría para siempre, al igual que su ‘alma’. Ella siempre ayudaba a todo aquel que lo necesitaba. Ofrecía alimentos a las personas que no tenían nada, les daba dinero e incluso se hacían compañía en más de una ocasión. Su hermano sabía que si algún día recibía algún dinero extra, sería porque su hermana se lo enviaba desde el cielo para que fuese destinado a algún fin social. Y así fue. Quini no esperaba recibir nada, hasta que por productividad en su trabajo, la acabó cayendo unos euros que acabaría utilizando para lo que su hermana habría querido. Sólo faltaba encontrar para qué.
Unos veinte jóvenes jugaban, y discutían, en aquella pradera al lado del Estadio Municipal de Chapín cuando Quini y su hijo, aprovechaban juntos la última tarde de la semana antes de empezar la rutina del lunes. El hijo de Quini se puso a jugar con ellos, mientras su padre se quedó observando desde uno de los laterales. Estaba sucediendo algo especial con algo tan simple como un trozo de terreno y un balón. Estaba naciendo un proyecto, se estaba cumpliendo el objetivo de Maca. Inmediatamente, Quini llamó a su amigo Alejandro Benítez, y le contó lo que estaba viendo. Alejandro podía ser al menos, el árbitro de aquellos chicos, alguien que pusiera orden en aquel grupo de inmigrantes de Jerez que no paraban de discutir. La excusa del fútbol podría ser el motivo para la integración de aquellos que dejaron atrás su tierra en busca de un sueño prometido. Un sueño que al pisar tierra, se rompió por culpa de la realidad.
Todo sucedía a finales de 2014 y principios de 2015. De manera esporádica, y con la ayuda de varias ONGs jerezanas, el ‘Alma de África’ jugaba sus primeros partidos con los equipos de la zona, que colaboraban con la causa en la manera de lo posible. A la vez que nacía el primer club de España compuesto por inmigrantes federados, se creaba la plataforma Jerez-África’15 con motivo del Día Mundial de África. Los jerezanos se han volcado con la iniciativa y han cedido desde camisetas hasta botas, para que el sueño que buscaban nuestros protagonistas cuando pisaron suelo español, se hiciera poco a poco, realidad.
El ‘Alma de África UD’ está compuesto por jugadores de Ghana, Senegal, Nigeria, Camerún o Marruecos. Musulmanes o cristianos, no importa la religión, no importa el idioma ni el color. Cristian Loris pagó 1300 € para llegar a Algeciras en un bote de plástico junto a 65 personas más, entre ellos, un niño de 3 meses. Yossin llegó escondido bajo un camión, mientras Dani Dawiah llegó a tener ficha con el Xerez CD tras llegar desde Accra en patera a la costa gaditana. Muchos de ellos venden pañuelos en los semáforos de la ciudad, otros han tenido la suerte de encontrar trabajo como soldador o camarero. La mayoría, sobrevive apartado de su familia, en un mundo muy diferente al que pensaban. Pepe Correa es el entrenador que trata de instruir a un grupo de chicos que vive uno de sus momentos más felices, gracias al fútbol.
Un proyecto innovador, una iniciativa solidaria, más de 20 almas que compiten cada día contra la vida para ganar el título más importante, vivir integrado en una sociedad sin prejuicios ni discriminaciones. El ‘alma de Maca’ proyectado en el ‘Alma de África’. La historia del primer club federado del fútbol español, compuesto por inmigrantes africanos.