Pese a ser ya veintiuno de mayo, el día era casi invernal. Una fina lluvia dominaba el cielo, intercalado con rachas de viento que cruzaban el campo de fondo a fondo como un cuchillo. Pese a las condiciones adversas, el Estádio Capital do Móvel de Paços de Ferreira estaba lleno a rebosar de aficionados locales conscientes de la importancia del partido que estaba a punto de disputarse.
Parece mentira que hace apenas nueve meses, esos mismos aficionados tuviesen que coger autobuses a Porto para ver a su equipo hacer historia en Do Dragao disputando por primera vez la Champions League contra el Zenit. Pese a la derrota contra los rusos, el equipo había hecho historia disputando la competición merced a una temporada histórica en la Liga, alzándose con la tercera plaza y aupando al técnico Paulo Fonseca a la primera plana informativa. El premio para el técnico fue la oportunidad de entrenar al FC Porto y para el club disputar la máxima competición europea.
Pero aquello era un recuerdo ya lejano cuando, tras una nefasta temporada en la que parecía que cualquier tiempo pasado había sido mejor, el equipo tenía que disputar la permanencia en la Primeira Liga a doble partido contra los casi vecinos del Desportivo Aves. La ida, en Aves, se había resuelto con un empate a cero, que dejaba todo abierto para la vuelta.
La lluvia incesante se hacía eco del pitido inicial del colegiado cuando el reloj marcaba las 21h15. Los pacenses dominaban el encuentro y en el minuto 25, Bebé adelantaba a los locales, superando a Quim, portero casi histórico de Portugal. Antes del descanso, Seri ponía el segundo.
El descanso se vivía en los vomiteros del estadio con cierta calma. La ventaja de dos goles era un colchón significativo, respaldado por el dominio del balón sobre el tapiz.
El frío seguía presente cuando arrancaba la segunda parte y las gradas locales definitivamente se helaban con el gol de Fabio Martins en el 78′ que sembraba el miedo en todo Paços. Ocasiones visitantes. El empate con goles dejaría fuera al equipo de Jorge Costa. De jugar la previa de Champions a descender. El todo y la nada en la misma temporada. Cuando estos pensamientos estaban conquistando (y aterrando) al graderío, a la salida de un corner Minhoca cabeceaba entrando al primer palo y dirigiendo el balón al fondo de la meta de Quim colocaando el tres a uno definitivo que daba la permanencia a los locales, evitando la desgracia de la Segunda Liga.
Y todo un verano para enmendar los errores.
Llegaron Urreta, Rafael Defendi o Bruno Moreira entre muchos otros. Pero sobre todo llegó Fonseca. Tras fracasar en el FC Porto donde ni siquiera completó una temporada, el técnico que había llevado a los pacenses a la previa de la máxima competición continental volvía a la tierra donde había sido profeta.
La temporada oficial arrancó con una derrota por dos a cero contra Benfica, vigente campeón y por un solo gol la semana siguiente ante el todopoderoso FC Porto. Y desde entonces, cinco victorias y tres empates (recientemente 1-1 contra el Sporting en Alvalade) lo que viene a significar que el Paços lleva más de dos meses y medio sin perder en liga, aupando al equipo ahora mismo a los puestos de honor de la Liga ZON Sagres. Los halagos se dividen casi por igual entre los jugadores y la dirección deportiva de Paulo Fonseca. Los más optimistas recuerdan la temporada en la que el equipo alcanzó el tercer puesto y sueñan despiertos con reeditarla. Quizá sean sueños muy ambiciosos. En cualquier caso, parece que los vientos que azotan el Estádio Capital do Móvel ya no soplan tan fríos.