Serena Williams acabó con Garbiñe Muguruza en el Abierto de Australia al vencerla por 2-6, 6-3 y 6-2 en dos horas y lograr los cuartos de final donde se medirá con la eslovaca Dominika Cibulkova, finalista el pasado año. Durante los 39 minutos del primer set, Muguruza jugó con intensidad, agresividad, y desparpajo en una jornada que amaneció lluviosa y en la que una escuadra de seis aviones sobrevoló las instalaciones de Melbourne Park como parte de los actos para la celebración del Abierto de Australia.
Garbiñe desplegó en ese parcial todo su arsenal y repertorio, sometiendo a la cinco veces campeona a un tormento y a casi sumirla en la desesperación, como hizo el pasado año en Roland Garros (6-2 y 6-2). La discípula de Alejo Mancisidor abría ángulos, restaba a los pies para tomar la iniciativa después y castigar con hirientes derechazos el revés de su rival que parecía tocada, pero no hundida.
Una voz surgió desde el graderío gritando «vamos Serena usa el efecto», y quizás los oídos de Serena se abrieron y escucharon ese consejo, porque hasta entonces, en el duelo de golpes planos entre ambas, prevalecía el de Garbiñe. Ganado ese primer parcial, la hispanovenezolana perdió su opción porque no jugó después con la misma intensidad y dejó que Serena tomase la iniciativa y le empatase.
La número 1 del mundo tomó el mando, gritó, rugió, se mostró como una pantera en la red, y conectó 17 saques directos, mientras Garbiñe acumulaba error tras error. Muguruza, que había ganado a Serena el año pasado en París a fuerza de agresividad, cedía de nuevo contra la estadounidense como le sucedió en estas mismas pistas hace dos años, víctima de sus errores, 35, los mismos que Serena, pero la americana sumó 41 golpes ganadores, por 29 de Garbiñe.
Serena se medirá en cuartos con Cibulkova, que un año más parece dispuesta a repetir su mejor hazaña en el circuito. La pequeña eslovaca derrotó a la bielorrusa Victoria Azarenka, sin preclasificación en esta edición, pero ganadora en 2012 y 2013.