España brindó argumentos en su arranque en la Eurocopa: dominio y goleada, el doblete de Esther, el récord de precocidad de Vicky o el gol de Alexia, que nos reconcilió con esa herida que todos sufrimos cuando se confirmó su ausencia en la pasada edición. Y uno en particular; un tanto que sentenció la victoria y nos emocionó por todo lo que significa. El testarazo de Cristina Martín-Prieto fue mucho más que un gol.
Lleva mucho tiempo mostrando lo que es: una killer. Lo hizo, entre otros, en el Granadilla -ahora Costa Adeje Tenerife- durante cinco cursos, porque al lado de la veterana María José Pérez construyó una dupla letal. Volvió a Sevilla para ser la máxima goleadora de la plantilla y aterrizó en Portugal el pasado verano para alzar, en su primera temporada, los trofeos de la Taça de Portugal y la Liga BPI, acumulando el mayor registro goleador de la competición y siendo nombrada la mejor jugadora de la liga portuguesa. Casi nada.
A pesar de su extenso currículum, haciendo goles como churros, la delantera andaluza no debutaría con la selección absoluta hasta el pasado mes de octubre. Un debut esperado, soñado, y que aconteció con un guion perfecto para la delantera, marcando en el 89’ el tanto que evitaría la derrota de España ante Canadá. Hizo el equipaje in extremis para poner los pies en la Nations League y el gol de la victoria en la remontada ante Bélgica.
Anoche, ante Portugal, tuvo su primera cita en el torneo del Viejo Continente. Quince minutos le bastaron para volver a responder a la llamada de la selección con lo que más le caracteriza; el gol. Una llamada merecida que tardó en llegar, tanto como para dudar de si algún día se presentaría. A sus 32 años cumplió el sueño que ya tenía de niña, cuando los pelotazos retumbaban en las paredes de la casa de su abuela.
Veloz, fuerte, competitiva, con capacidad para pelear cada balón, colocarse a la perfección en las zonas de definición y un olfato goleador demoledor. Con el 16 en la espalda y el escudo en el pecho para reivindicar una dilatada carrera escrita con esfuerzo, constancia y el compromiso de todos los colores que ha defendido. Se lo ha ganado a pulso. Nunca es tarde. Bajar los brazos ante tus sueños, es siempre la última opción.