El Atlético de Madrid visitaba a una de las peores plazas para torear. San Mamés, con la ilusión por las nubes, es ahora mismo un estadio que ruge con todo. Su equipo, que no se rinde jamás, da un sinfín de razones para que todo el espectador que se siente en el precioso coliseo vibre sin parar con sus jabatos. El cuadro de Ernesto Valverde, un técnico de altísimo nivel, es de los mejores de LaLiga. Lo dicen los números. Y los de Simeone, pensando en los recientes traumas europeos, no podían fallar. No lo hicieron.
El conjunto colchonero tuvo que sudar sangre para sumar los tres puntos. Los anfitriones apretaron hasta casi el minuto 100, en un envite marcado por las lesiones y con una actuación arbitral discutible. El VAR, de hecho, tuvo que entrar en un par de acciones para corregir las decisiones de los colegiados. La primera fue una falta de Álvaro Morata en un contragolpe. La segunda fue una supuesta mano de Reinildo que, vistas las repeticiones, no existía.
El lateral, desde luego, no cumple con el prototipo de jugador brasileño. Defiende, como bien decía la portada de Sphera Sports, como un león enfurecido. Y eso que tuvo que lidiar con, por ejemplo, los hermanos Williams. «Después de once años me siguen emocionando este tipo de triunfos», dijo, exaltado, el preparador de los de la capital. Con esta victoria se colocan en la tercera posición de LaLiga, a solo tres puntos de FC Barcelona y Real Madrid.
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