Esteban GÓMEZ – Nacer es el mayor reto de la Humanidad. Casi por decreto, de serie, procedente de una elección de los padres, cada persona debe hacer frente al reto de toda una vida. Evidentemente, no habrán parámetros para evaluar si será fácil, sencillo, o todo lo contrario, lleno de altibajos. Mucho menos se sabrán sus metas, sus retos, sus logros y cómo le tratará el camino por el que ande.
Siempre existirán personas que, al nacer, serán tocadas de forma elegante por una dulce varita mágica que les convertirá en seres especiales, diferentes, con ciertas virtudes, con ciertas habilidades que les permitirán marcar la diferencia por sí solos, descatar de forma natural, innata. Entonces, serán personas respetadas, seguidas, e incluso idolatradas.
Eden Hazard respiraba fútbol desde que era un inocente crío. De padres futbolistas (tanto madre como padre, a diferentes niveles) nacieron unos hijos que han absorbido fútbol por los cuatro costados, y que a base de trabajo y esfuerzo han llegado a ser considerados y respetados por su trabajo. Pocas veces será noticia el joven Eden por temas extradeportivos, pocos serán los titulares que deje fuera de los terrenos de juego. Y evidentemente, eso queda reflejado sobre el césped. Un jugador diferente, que habla en el campo de la única (y mágica) forma que sabe hacerlo.
Uno de los mejores jugadores del mundo actualmente. Quizás un escalón mediático por debajo de los Leo Messi, Cristiano Ronaldo o Franck Ribery, el centrocampista belga está ganando el cariño de los propios y los aplausos de los desconocidos. Sin duda alguna, uno de los futbolistas más destacados de la Premier League hoy en día, que sigue ganando papeletas semana tras semana para convertirse en el mejor jugador del torneo, peleando de cerca, quizás, con Luis Suárez.
El jugador del Chelsea vive su mejor estado de forma y el Chelsea lo nota. Sin duda alguna, una de las piezas claves de Mourinho, que ha encontrado en él el principal estímulo para que el fútbol de los Blues sea efectivo. Un futbolista diferente, de los que no necesitan presentación previa, que vive su mejor momento de forma. Él lleva la batuta, él marca el ritmo de los suyos y del resto, puesto que cuando el balón cae en sus pies el encuentro se juega a otro ritmo. Capaz de driblar rivales a su paso, capaz de pausar a su gusto un partido, y sobretodo capaz de marcar la diferencia por sí solo.
Una de las perlas (sólo 23 años) del fútbol europeo, que está llamado a ser uno de los grandes jugadores de la próxima década, y que tiene una cita fija en su agenda el próximo verano, con Bélgica, en el mundial de Brasil 2014. Un mundial que para el combinado belga hay muchas expectativas creadas y que evidentemente tendrá en el jugador del Chelsea una de las piezas claves que todo el mundo querrá ver en acción, todavía más teniendo en cuenta la gran temporada que está llevando a cabo. De tren inferior impecable, se une a los Messi o Agüero, por destacar dos ejemplos, como un futbolista que sabe utilizar sus facultades técnicas con las físicas para marcar la diferencia. Gracias a su juego físico es capaz de desequilibrar rivales con sutiles movimientos de cadera, ganar y proteger posesiones, y jugar al ritmo que él (por las necesidades de los suyos) desee.
Su papel está alejado de la exigencia goleadora. Ni mucho menos debe ser su principal examen, pero pese a ello, pese a tener más carácter organizativo, creador, que goleador, suma hasta la fecha un total de 9 goles en 24 jornadas disputadas, que evidentemente ayuda a maquillar el pobre rendimiento de los delanteros del equipo. El belga suma 5 goles menos que los 4 delanteros del equipo juntos (9/14) en Premier League, lo que sirve de ejemplo de la vital importancia de su rendimiento.
Un futbolista diferente, que volvió a enamorar el pasado lunes en el Etihad Stadium y que, junto a otros futbolistas como Oscar o Willian (más el recientemente traspasado Juan Mata) convierte al conjunto de Stamford Bridge en un auténtico cajón de perlas futbolísticas, mezclando veteranía de jugadores como Terry, Lampard, Cole o Cech junto a una generación más que interesantes de jóvenes valores.
Magia, trucos, pero todo natural, sin Photoshop, sin retoques. Una técnica que enamoró al Chelsea cuando jugaba en aquel Lille campeón de la Ligue 1 hace unas temporadas, y que desde entonces, sumado a una perfecta adaptación, le han hecho vivir una progresión digna de seguir de cerca. Es Eden Hazard, y es un show absoluto para el fútbol.
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