Ayer llegó uno de esos días que ninguno queríamos que llegara, cuando un referente, un ídolo, un héroe decide colgar las zapatillas, el gesto más valiente que un deportista de élite puede llegar a cometer, cuando la cabeza pesa más que el corazón y decide irse. Ayer una de las mejores jugadoras que hayan podido vestir la camiseta de la selección española de balonmano femenino, decidía no volver a echarse pega en las manos. Doña Elisabeth «Eli» Pinedo Sáenz, la eterna sonrisa del balonmano patrio, se va y nunca más volverá a ponerse la zamarra de las «Guerreras». Eli Pinedo ha dado tanto a nuestro balonmano que no sabría ni por dónde empezar.
Ella fue una de las heroínas que en el Mundial de Macedonia 2008 nos hizo creer que nosotros también podíamos ser grandes en el balonmano femenino. De aquel Campeonato del Mundo nuestras chicas se trajeron una plata con sabor a oro pero sobretodo la esperanza, la esperanza de poder pelear con las selecciones más grandes del planeta. Y ese anhelo, ese sueño, se hizo realidad en los Juegos Olímpicos de Londres donde conseguimos nuestro mayor logro, un bronce ganado con sangre, sudor, lágrimas y sobre todo con valentía y pasión.
Pero a los grandes no solo se les recuerda por sus triunfos, que en el caso de Eli son cuantiosos. 6 Ligas españolas, 4 Copas de la Reina, 5 Supercopas de España y 1 Copa EHF a nivel de clubes, a los que se suma su palmarés con la selección, 2 platas europeas (2008 y 2014) 1 bronce mundial (2011) y 1 bronce olímpico(2012). Además también será recordada siempre por su entrega en la pista y su trato con el aficionado y en eso Eli es la más grande. Solo basta con ver como en estos Juegos de Río, tras la dolorosa eliminación en octavos ante Francia, lloraba desconsoladamente, como una niña pequeña en su primer día de colegio, lloraba de rabia por un partido que se nos escapó injustamente, lloraba porque la más exitosa generación de balonmanistas femeninas que nuestro país haya visto no se merecía un final así.
La de Amurrio cierra su etapa como profesional como los hacen los mitos, en el club de sus amores, en el club donde creció y comenzó a deslumbrar al mundo entero, el BM Bera Bera.
Pero nosotros, los amantes de este noble deporte siempre recordaremos a Eli como lo que es, una auténtica GUERRERA. Con su retirada perdemos un trocito de historia porque a la que ha sido y será durante mucho tiempo la mejor extremo española de la historia, con permiso de Carmen Martín, le debemos demasiado, tanto que sería imposible agradecérselo con palabras.
#GraciasEli, hasta siempre.