Enrique JULIÁN GÓMEZ – Dries Mertens no es de esos futbolistas que todavía menores de edad comienzan a despuntar en algún equipo grande y enseguida se hacen con el protagonismo de portadas y rumores de grandes traspasos. Mertens es de ese otro tipo de futbolista que ha debido seguir el recorrido que marcan las divisiones de cada país, quemar etapas como quien sube una escalera, peldaño a peldaño.
Nacido en Leuven, a una treintena de kilómetros de Bruselas, creció en las categorías inferiores del Anderlecht y del Gent, pero no le dieron la oportunidad con el primer equipo y tras una cesión a un equipo de tercera división -donde fue nombrado mejor futbolista del campeonato- se vio obligado a emigrar al país vecino. Allí recaló en el AGOOV, un equipo de segunda división holandesa en el que su principal valedor fue su técnico, el excampeón de Europa con el Ajax e internacional con los Países Bajos en los años 90 John Van den Brom, hasta hace un mes entrenador del Anderlecht.
Tras tres temporadas en continúo crecimiento de capacidad, nivel y números, fichó por el Utrecht en 2009. En dos temporadas allí firmó 17 goles y 27 asistencias, lo que valío el pase al PSV, donde en otras dos temporadas consiguió unos registros estratosféricos, más de 30 goles y 30 asistencias. El Napoli pagó el pasado verano algo más de nueve millones de euros por sus servicios, pese a lo cual, y a su extraordinario rendimiento en la Eredivisie, su fichaje pasó relativamente desapercibido, ante otras incorporaciones de más nombre como las de Higuaín, Reina, Albiol o Callejón.
Pese a ello, pocos meses ha tardado Dries Mertens en ganarse el corazón de los napolitanos, de una tierra de la que él también está enomarado y en la que se ha adaptado a la perfección. El último gol contra la Juventus, que certificaba la victoria del Napoli contra el líder del campeonato italiano ha terminado de consolidar ese afecto mutuo. Un gol que demuestra a la perfección algunas de las principales características futbolísticas de Mertens.
Recorrido, para seguir por la banda contraria un contragolpe que había lanzado Pepe Reina con un saque con las manos; control, para domar un balón dirigido de Pandev desde más de veinte metros de distancia; fuerza y tesón para, pese a su pequeña estatura, aguantar el envite de Marchisio y proteger el balón con su cuerpo; técnica para amagar ante Lichtsteiner y descolocarle sin siquiera tocar el esférico; y precisión para colocar el balón en el palo contrario, un disparo seco ante el que Buffon solo pudo hacer la estatua.
Al igual que ha ocurrido en el caso de José Callejón, uno de sus compañeros en la mediapunta del Napoli, ha sido su capacidad de sacrificio, trabajo defensivo y compromiso el que le ha otorgado la confianza de Rafa Benítez. Además, las habituales rotaciones del técnico español, unido al bajo nivel demostrado por Marek Hamsik y Lorenzo Insigne, las estrellas del equipo, le han permitido gozar de numerosos partidos para mostrar sus cualidades. Y no los ha desaprovechado. De hecho, no es para nada descabellado señalar, en la madurez de su carrera con 27 años, a Dries Mertens como uno de los nuevos fichajes de la Serie A con mejor rendimiento.
La carrera en contínua e imparable ascensión de Mertens está quemando una etapa más esta temporada en Italia. Y el siguiente paso será el Mundial, al que acudirá con su país natal -pese a que nunca jugó en la élite del fútbol belga de clubs-. Aunque hasta hace poco sus presencia era meramente testimonial en una selección con semejante competencia, no hay que descartar que su capacidad como revulsivo desde el banquillo pueda ser uno de los detalles agradables del próximo Mundial. Por el momento, en Napoli seguirán disfrutando de su juego.
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