En julio de 2014, el Manchester United empezaba sus preparaciones para la temporada 2014-2015 con un nuevo entrenador, el holandés Louis van Gaal, quien llegaba en reemplazo del “Chosen One” David Moyes tras una muy pobre temporada como sucesor de Sir Alex Ferguson, a pesar del cambio en los banquillos, en la directiva, Ed Woodward, arrancaba su segundo año como Vicepresidente Ejecutivo del club, figura que en el United, es la cabeza operativa del club y como tal, solo responde a los Glazers, dueños de la entidad mancuniana. Woodward en esa pretemporada concedió una entrevista al canal oficial del Manchester United (MUTV) que de muchas formas definió su enfoque en cuanto al tema fichajes, dentro de las cosas más destacadas que dijo, resalta una frase que hasta el día de hoy, es muy usada por fanáticos y medios, Woodward expresó “Quiero ganar, quiero que ganemos, quiero dejar de ver que los mejores jugadores vayan a clubes de España, quiero que resaltemos como el mejor equipo del mundo”, adicionalmente agregó “nuestra fuerza financiera, nos permite hacer cosas en el mercado de pases, que muchos otros clubes no pueden hacer”. Es sencillo deducir con estas palabras que Woodward tenía un punto que probar.
El inglés de 44 años, nacido en el condado de Essex y graduado en la Universidad de Bristol, es mano derecha de los Glazers, se ganó esa denominación tras su notable trabajo como Director Comercial y de Mercadeo en el United, logrando acuerdos sumamente lucrativos con distintas compañías alrededor del mundo, Woodward es en muchos factores, el responsable del actual poder financiero de los diablos rojos. Más allá, de una labor excelsa en el área comercial, cuando es designado Vicepresidente Ejecutivo del Manchester United, tras el retiro de David Gill, su rol, tendría como responsabilidad importante, el aspecto de las transferencias y demás contratos con los jugadores que conforman la plantilla del club, claramente, generaba incógnita lo que podía ser su trabajo, entendiendo que una cosa es una negociación con una empresa para un patrocinio y otra, negociar con un club de fútbol para llevarse a uno de sus talentos.
En su primer mercado como máximo directivo del United, Woodward fracasó intentando traer a jugadores como Cesc Fabregas, Gareth Bale, Thiago Alcántara, Sami Khedira y Leighton Baines, solo concretó la llegada de Marouane Fellaini y lo hizo en el último día de mercado, pagando 27 millones de libras, cuatro millones más de lo que hubiera pagado de haberlo fichado dos semanas antes, fecha en la cual expiraba su cláusula de rescisión con Everton, esto lo convirtió en el enemigo público número uno en Old Trafford y se le culpa junto a Moyes, de lo que fue la debacle en la temporada 2013/2014. En su segundo mercado, ya con Van Gaal, durante el mismo tiempo que concedió la entrevista que se comentaba previamente, las cosas mejoraron, las llegadas de Ander Herrera, Luke Shaw y Marcos Rojo lucían como compras necesarias para áreas débiles del United, pero sin duda, lo más relevante y significativo de este periodo, fueron las llegadas de dos estrellas sudamericanas, el argentino, Ángel Di Maria y el colombiano Radamel Falcao, en su mente, Woodward lo había logrado, había conseguido traer a un par de grandes figuras, que no solo darían un salto de calidad al equipo, sino que desde el punto de vista de comercial, generarían que los ojos del mundo, se situarán en Manchester.
Las cosas no siempre salen como se espera, los problemas de Di María con Van Gaal y sus dificultades para adaptarse a Manchester, hicieron que en el siguiente verano fuera vendido al PSG, mientras que Falcao, demostró que futbolísticamente estaba un paso por detrás en lo físico para competir en la Premier League, resultando en que no se ejecutara la opción de compra que tenían los diablos rojos tras estar cedido desde el AS Monaco, nuevamente, Woodward, seguía en búsqueda de ese nombre rutilante y popular para acompañar a la gran campaña de Marketing del conjunto inglés, más aún, con los nuevos acuerdos de patrocinio multimillonarios con “adidas” y “Chrevrolet”. Nuevos intentos frustrados por Thomas Müller, Neymar y Sergio Ramos seguían siendo duros golpes para Woodward, que no tenía miedo de gastar mucho dinero por uno de esos nombres pero siempre se enfrentó a la negativa de los grandes clubes a los cuales pertenecian , la figura más mediática que llegaría al United ese verano sería, Bastian Schweinsteiger, el ex-capitán de Alemania, que a pesar de ser un jugador famoso y mediático generaba dudas desde lo futbolístico por su recurrente situación con las lesiones.
Llegamos al verano de 2016, nuevo entrenador y nuevas condiciones en juego, José Mourinho de por sí, para Woodward, es un entrenador ideal, el tipo de entrenador que entiende las demandas deportivas y comerciales en el fútbol moderno de hoy en día, tanto así, que no le ha temblado la mano, para decirle a un jugador como Schweinsteiger que no cuenta con él esta temporada y lo ha mandado a entrenar con la sub23, guste o no, marca lo que será tendencia en Old Trafford, un Mourinho que tomará decisiones duras, porque quiere garantizar desde su visión, éxito en esta temporada. Con el alejamiento de Bastian del primer equipo, para Woodward, se abrió nuevamente la oportunidad de dar un golpe en la mesa en el mercado, la llegada de Zlatan Ibrahimovic ciertamente movió el mercado y encaja con el perfil comercial que busca el club, pero el objetivo de Ed era más grande, entendía que era posible y se sentía con el poder económico para derrotar a quien sea para lograrlo y es así, como finalmente, tras una ardua negociación con la Juventus y tras poner una grandísima cantidad de dinero (105 millones de euros), el Manchester United logra hacerse de los servicios del francés Paul Pogba, vendido en la gestión de David Gill/Sir Alex Ferguson y ahora fichado como estrella en la gestión de Ed Woodward/José Mourinho, una extraña redención para todos los fanáticos que lamentaron su salida.
Si volvemos a ese verano de 2014, más allá de los tropiezos y de las intentonas fallidos de traer una superestrella, finalmente, Woodward cumplió, logró lo que se proponía, que uno de los mejores jugadores del mundo, no haya terminado en Real Madrid o Barcelona, se puede discutir lo mucho que le costó al United el fichaje y con razón, pero al final del día, para Ed Woodward, es una victoria en un océano de derrotas, pero una victoria tan grande que puede tapar significativamente sus anteriores fracasos y ser el punto de inflexión para lo que serán las próximas grandes transferencias que ocurran en el mundo del fútbol, finalmente Ed Woodward podrá cenar con Beppe Marotta, Matthias Sammer, Florentino Perez, Nasser Al-Khelaïfi entre otros, en la mesa de los chicos grandes.
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