Todos hemos padecido esa imperiosa sensación de parar el segundero del reloj para detener el tiempo y congelar por siempre un momento.
El destino tiene un humor que aborrezco. Los sentimientos que se quieren prolongar son tan efímeros mientras que los que anhelamos arrancar se padecen eternamente pero, es así y, ¿qué podemos hacer?
Desde el instante en el que apareciste nublaste mi vista y una fuerza intensa dentro de mí me gritaba que contigo las cosas cambiarían para bien. No soy un tipo de corazonadas pero hay impulsos que no puedo ignorar.
Apareciste cuando menos lo esperábamos y quizás cuando menos lo merecíamos pero jamás podremos olvidar todo lo que aconteció en nuestro primer encuentro y lo que ha sucedido desde entonces pero hay cosas que marcan el alma, como tú.
Por mí quedémonos con ese segundo donde nuestra bandera danzaba por los cielos de Londres durante la entonación del himno nacional que inundaba los pasillos del mítico estadio de Wembley.
Probablemente estés como yo, añorando los pequeños instantes que estuvimos juntos gracias a un derechazo que Oribe Peralta envió al rincón del arco de los brasileños y que posteriormente se elevó en el aire para, con un certero remate de cabeza, sepultar las aspiraciones de la selección carioca por poseerte.
No hablaré por todos pero, dentro de mí la adrenalina corrió por mi cuerpo rápidamente ese maravilloso día londinense cuando los cinco aros olímpicos conocieron de lo que es capaz el deporte mexicano.
Te ofrezco una disculpa porque sé que no te hemos valorado lo suficiente y hemos desechado muchísimas oportunidades que nos brindaste para crecer como nación futbolística. A pesar de eso, has sido la presea más brillante que jamás hayamos visto.
Quisiera detener para siempre momentos como éste donde puedo mirar las fotografías para decirte, “gracias por estar aquí”. Pase lo que pase jamás te olvidaremos como sabemos que nunca te irás de la memoria. Marcaste una historia que vivirá por siempre y, aunque pasen múltiples generaciones, te recordaremos como la historia más bonita del mundo.
Hace casi cuatro años nos vimos por vez primera y dentro de poco volveremos a buscarte con las mismas ansias para poder quedarnos juntos, al menos, cuatro años más, medalla olímpica.