Cavendish sigue vivo y en este Tour está siendo el mejor. Resucitó hace dos días, con el triunfo y el maillot amarillo en Utah Beach, y en Angers repitió. Dos de dos sprints para él, con ahora con el verde a la espalda. Kittel, Greipel y Kristoff siguen a dos velas.
Eso sí, la superioridad del primer día hoy se convirtió en incertidumbre: hasta pasados cinco minutos del final Mark Cavendish no supo si había ganado. Solo la foto-finish determinó que había superado a André Greipel por unos pocos centímetros, apenas el tamaño del tubular de la rueda de la bicicleta. En una recta final que picaba ligeramente hacia arriba, el hombre de Man le cogió la rueda al alemán y le superó literalmente en el último milímetro de carrera. Lejos quedaron ya Coquard, Sagan, Theuns o Kittel. El propio Sagan sigue líder.
No obstante, fue un día para olvidar. Sin tensión competitivo, el pelotón se tomó el día como un entrenamiento competitivo. Con un recorrido prácticamente llano, durante las tres primeras horas de carrera sobre el recorrido de 223km hacia el interior de Francia, apenas se superaron los 30km/hora de velocidad media.
Solo Armindo Fonseca puso un mínimo de decencia a la carrera. El francés del equipo Fortuneo anduvo fugado más de 200 kilómetros, la mayor parte en solitario. Pese a ello, increíblemente no se llevó el premio a la combatividad: el histriónico Thomas Voeckler, que le había alcanzado a unos 80km de meta, fue preferido por la organización para recibir el galardón honorífico del día. Una pena.