Almirón, Andrade, Boumsong, Sissoko, Tiago Mendes, Amauri, Poulsen, Diego, Felipe Melo, Marco Motta, Krasic, Elia… Desde el regreso de la Juventus a la Serie A tras el caso «Calciopoli» han sido varios los futbolistas fichados por cantidades considerables que nunca funcionaron en Turín. Aunque ninguno como Jorge Martínez.
El atacante uruguayo llegó a la Juventus en el verano de 2010 procedente del Catania, donde había realizado tres buenas temporadas a las órdenes de Zenga primero y de Mihajlovic después y tras haber realizado nueve goles en su último año. El coste de su traspaso fue de 12 millones de euros. Una inversión totalmente nefasta, ya que ‘El Malaka’ acaba de terminar su vínculo con el club bianconero el pasado 30 de junio después de seis años bajo contrato.
De esos seis cursos que Martínez estuvo en nómina en la Juventus, solamente disputó 20 encuentros repartidos entre todas las competiciones en la primera campaña, con Luigi Del Neri como entrenador, sin conseguir hacer ningún gol. Aquella Juve terminó la Serie A como séptimo clasificado y fuera de toda competición europea, lo que propició el decisivo aterrizaje de Antonio Conte en el banquillo, quien enseguida dejó claro que no contaría con el internacional charrúa y lo incluyó en la limpia que realizó en la plantilla.
Jorge Martínez fue cedido al Cesena primero, donde tampoco encontró continuidad y donde su carrera empezó a diluirse para desvanecer definitivamente debido a los problemas de espalda que siempre le habían acompañado y que terminaron por convertirse en una lesión crónica en el sacro.
El Cluj rumano y el Novara en Serie B fueron sus siguientes destinos, logrando solamente disputar 30 minutos con el equipo piamontés entre ambas temporadas y tras 26 meses sin haber jugado un partido. Su estado físico le impedía volver a pensar en el fútbol al más alto nivel por lo que en el mercado estival de 2014 fue enviado por enésima vez a préstamo, esta vez al Juventud de Las Piedras de su país.
Allí, en Uruguay, ha pasado las dos últimas campañas, logrando marcar su único gol oficial en los últimos seis años el pasado 8 de marzo de 2015. «Se me había olvidado lo que era marcar un gol», declaraba Martínez en el diario uruguayo ‘La República’ en mayo de ese mismo año. «Entré en desesperación. Al ser una lesión crónica no tiene tratamiento. Recaía siempre tras una semana. Fui a España, a Alemania, en Italia fui a Florencia o Roma buscando una solución sin respuestas. Se me pasó por la cabeza mil veces dejar el fútbol, sufría hasta para subir y bajar del coche. Ahora estoy bastante mejor aunque me falta mucho para alcanzar mi máximo pero antes no podía ni dar tres vueltas al campo trotando», afirmaba también en el citado diario.
Para sorpresa de todos, en 2014 Marotta decidió ampliar su contrato y extender también su cesión al Juventud hasta el pasado junio, simplemente por una cuestión de balance económico. Le redujeron el salario a más de la mitad y así pudieron amortizar -o mejor dicho, repartir- el coste de su traspaso entre más ejercicios anuales y evitar de ese modo los números rojos de la operación.
Por suerte para la Juventus, con Conte al mando del equipo, la exigencia se acentuó y con ella, la política general de fichajes para evitar desde entonces que un fichaje tan irrelevante y pésimo como el que hicieron con Martínez en 2010 pudiese repetirse. ‘El Malaka’ había llegado a Turín con 27 años. Hoy, con 33, es al fin un jugador libre que todavía sueña con regresar a Montevideo Wanderers -su club de origen- y que ha dejado de formar parte para siempre de la disciplina bianconera, donde está considerado, quizá, el peor fichaje de la historia de la Juventus.