Javier Marín | En este 2016 en el mundo del tenis ha habido un hueco que se ha llenado intermitentemente, aunque cuando ese espacio se llenó la sensación que no fue ni mucho menos la que se esperaba. Estoy hablando de la temporada de Roger Federer, que tras una operación, dolores físicos y, probablemente, la edad, nos ha dejado un inicio de temporada “soso”.
«Si estoy así, no jugaré en París» esto declaró el suizo en Roma tras perder en dos sets ante Dominic Thiem, en un partido donde quedó claro que no está ni de lejos en su mejor estado de forma, pero que la calidad la sigue teniendo, que eso no se pierde. «Mis opciones de hacer un gran torneo en París no son grandes, pero si puedo entrenarme unos días a fondo podría ir. El objetivo es poder entrenar al 100%.” Que duro sería Roland Garros sin Federer, y que raro sería ver un Grand Slam sabiendo que no podrás ver el revés del suizo, algo que no ha pasado en los últimos 65 Grand Slams.
En este 2016 no ver a Roger Federer jugar torneos ATP ha sido algo normal, ya que estando a mediados de mayo, solamente hemos podido disfrutar del suizo en 15 partidos oficiales. Una final en Brisbane, derrotado por Raonic, y unas semifinales en Australia, derrotado por Djokovic, presagiaban una temporada de un alto nivel de uno de los mejores jugadores de la historia. Que ilusos fuimos. En febrero se tuvo que operar el menisco y realizarse una artroscopia en la rodilla. Un percance que le dejó fuera de cualquier actividad física durante todo un mes, perdiéndose así torneos como Dubái o Rotterdam, «estoy muy decepcionado por perderme estos dos torneos porque son dos de mis favoritos de la ATP».
Después se perdió la gira americana, y el inicio de la gira de tierra, debido a la rehabilitación y puesta a punto. Y en un torneo donde no tenía intención de participar hizo acto de presencia. En cuartos de final, y tras ganar dos partidos en tierra, sus dos primeros partidos, quedó apeado por el francés Tsonga de unas deseosas semifinales monegascas. Se borraría del Mutua Madrid Open, por problemas en la espalda que no le permitían moverse con agilidad, y sobre todo se acentuaban cuando saca.
Y estamos a menos de una semana y media de Roland Garros preguntándonos si el suizo se dejará ver por la capital francesa para aquello que mejor sabe hacer, deslumbrar jugando al tenis. Quién te ha visto, y quién te ve, Federer.