Gonzalo DE MELO – Un más de lo mismo. Una y otra vez. Y es que en los grandes torneos siempre se citan los de siempre. El tenis sigue sin encontrar una alternativa a los Djokovic, Nadal, Murray y Federer.
2014. Pero no importa. Como si nos dijeran 2007 o 2008. En las apuestas siguen estando ellos. Aquellos que hace más de un lustro eran los favoritos para llevarse un Grand Slam.
Hay a quien le aburre. Pero lo cierto es que será muy difícil encontrar a tanto y tan buen tenista en un mismo espacio de tenis. Dejando atrás la rivalidad Nadal-Federer (que a buen seguro trasciende más allá del tenis para hacerse un hueco en la historia del deporte), irrumpió con fuerza un serbio que responde al nombre de Novak Djokovic.
Murray, a pesar de sumarse a ese selectísimo grupo en un discreto segundo plano, jamás tendrá el aura y carisma del triunvirato formado por Nadal, Federer y Djokovic. A la altura del escocés está esa segunda fila que aúna tenis, talento y sacrificio, pero incapaz de alcanzar el poder (deportivo, económico y mediático) de ese trío único.
Hablamos de los Ferrer, Berdych, Del Potro, Tsonga, Wawrinka o Gasquet. ¿Hay, entre ellos, alguna joven promesa? No. El más joven es el argentino. Y tiene 25 años. De hecho, Del Potro es el único tenista que en el último lustro ha sido capaz de ganar un Grand Slam sin responder al nombre de Djokovic, Federer, Nadal o Murray.
La mayoría de las alternativas reales al cetro del tenis mundial están más cerca de los 30 que de los 20. Dimitrov podría ser, probablemente, de los únicos ases en la manga que nos quedan. Baby Federer (así es como se le conoce dentro del circuito por su gran parecido con el maestro suizo) tiene 22 años y apunta maneras.
¿Pero qué pasará el día en el que Federer primero (32 años), Nadal segundo (27) y Djokovic tercero (26) decidan dejar el tenis? El vacío será enorme. En primer lugar por su dimensión como tenistas. Los tres, por derecho propio, ya son tres de los mejores tenistas de la historia.
Y sin embargo, y de momento, no hay relevo generacional. Hoy, como en los últimos tiempos, seguiremos viviendo nuestro particular día de la marmota. El tenis de la marmota. Y encantados.
Disfrutémoslo. Puede que jamás se vuelva a juntar tanto tenis en tan poco espacio de tiempo.
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