Han pasado unos cinco meses desde que el Levante oficializó la incorporación de Mauricio Cuero. El atacante colombiano había sonado ya desde el mercado estival y el precio que se pagó por él, le situó entre los históricos del club, ya que jamás se había pagado tanto dinero por un jugador.
Quizás con la sospecha de que ese detalle podía pesar en la adaptación de un jugador que llega a un equipo con urgencias a mitad de temporada, se enviaron inmediatamente píldoras de paciencia hacia la preocupada hinchada granota: Cuero, por la diferencia entre los calendarios sudamericanos y europeos, llegaba en diciembre sin descanso y se planificaría una puesta a punto del cafetero para que su impacto en el ataque azulgrana fuera la rúbrica que necesitaba el equipo tras la mejora de juego que llegó con Rubi, pero que no acababa de verse materializada en puntos.
Chocó, entonces, que con tan sólo una semana de entrenamientos con sus nuevos compañeros, el preparador catalán viera a Cuero bien físicamente y debutara el pasado 9 de enero ante el Rayo Vallecas en casa, partido donde confirmó las impresiones sobre su estado de Rubi y se presentó ante su nuevo público como un jugador vertical, rápido y con un desborde con el que no contaba el ataque más ambicioso del Levante en los últimos años.
Desde entonces, el Levante ha tenido a Cuero disponible en diez partidos y sus números no acaban de mejorar lo que ya había ni de justificar ante los aficionados los 3,2 millones que pagó el equipo por su pase. Ciento noventa minutos, ningún gol y cuatro partidos en los que ni tan siquiera participó a pesar de estar disponible (dos de ellos los dos últimos disputados ante Real Madrid y Real Sociedad).
No se conoce ningún problema grave con compañeros o técnicos que pudieran haberle ‘sentenciado’ y las oportunidades que han tenido otros compañeros de ataque con bagaje goleador similar como Ghilas o Xumetra, acentúan las dudas sobre los motivos por los que el fichaje de campanillas (con permiso de la cesión de Rossi) cuente con minutos residuales en un equipo con una trayectoria de resultados, eso sí, que no facilita la entrada de nuevos jugadores a la dinámica.
Es indiscutible que en este Levante un ataque formado por Rossi, Deyverson y Morales es el que mejor rendimiento ha dado al equipo hasta ahora, pero comienza a oler a cuerno quemado los pocos minutos de Mauricio Cuero, un jugador que fue presentado como dueño de unas condiciones técnicas y físicas como para tener un rol mucho más relevante en el equipo.
Tiene tiempo (qué mejor escenario que el derby ante el Valencia en unas horas) para poder demostrar lo bueno que se ha dicho de él, sólo queda que le den minutos para despejar las dudas y que, para el bien de su equipo, sea en un futuro en Primera gracias, ojalá, a su adaptación al fútbol español.