Este nuevo Chelsea de Hiddink ha despertado del coma. La derrota en el King Power Stadium el pasado mes de diciembre ante un Leicester que opositaba a ser lo que era, fue el golpe final. David contra Goliath, un Chelsea que pese al momento era el rival a batir, cuatro campeonatos en los últimos diez años con Mourinho en el banco frente a un Leicester que bien estuvo a punto de bajar la temporada pasada de no ser por su mejoría asombrosa a final de campaña. La misma mejoría que le sirvió para cimentar las bases del monstruo que es ahora. Mahrez ese día se comulgó. Bajó el balón y bailó en el mismo área para el posterior 2-1 final. El Leicester sabia a lo que iba mientras que el Chelsea se desinflaba en los puestos bajos de la tabla.
Desde entonces el Chelsea ha dado señales de vida. Una enfermedad que no han detectado virus ni vacuna. Ya era tarde para prevenir, había que curar. Se recetó un cambio de entrenador, Mourinho por Hiddink y probar el efecto. Parece que fue bien, el conjunto londinense desde entonces no conoce la derrota en Premier League. Todavía tiene lagunas de lo que fue, cicatrices por todo el cuerpo y sangre en zonas ocultas. Lo bueno es que no ha perdido, Diego Costa ha recuperado el olfato y ya son décimos en busca de Europa.
El Chelsea antes y después del King Power Stadium:
- 16 Jornadas con Leicester (incluido) y 15 puntos de los 48 posibles
- 12 Jornadas hasta la fecha y 24 puntos de los 36 posibles
Si hay un espejo donde el Chelsea se puede mirar, éste es Diego Costa. Todavía sigue con máscara, no está del todo recuperado pero ya lucha, anota goles decisivos y empieza a producir puntos como antes hizo. En el intento de ser lo que un día fue, una bestia incómoda para cualquiera y decisiva para los suyos junto a su fiel escudero Cesc Fábregas, en una época que no le viene bien. Intentarán devolver al Chelsea a los puestos que se merece. Antes del Leicester había anotado 3 tantos mismos partidos que se quedó fuera del once inicial entre sanciones y lesiones. En las últimas 11 jornadas, lleva 8 con goles decisivos como el doblete en el debut de Hiddink al frente del banquillo, el decisivo en el Emirates, el suspiro final ante el Manchester United o el reciente para firmar la tercera victoria consecutiva en Premier League.
Una escalada con diferente cima a otros años pero no importa, importa subir, no dejar de pelear y saber quien fue uno en el pasado y quien quiere ser uno en el futuro. El coma es pasado, el futuro será Hiddink, Simeone o Conte, suenan muchos. Europa sigue viva, en París no me atrevería a decir que el Chelsea enamorará pero demostró su identidad, el porqué de lo que tiene y que no te puedes fiar del rival. Una identidad oculta o renovada bajo esa máscara que esconde daños y lamentos. El paciente ya camina, todo marcha según lo previsto, a la máscara le queda poco tiempo y la escala hacia los picos de Europa ya no es una utopía. No hay que descuidarse