El gol es el juez del fútbol. A veces sirve de aliento y en ocasiones te mata. Juzga si debes vivir o morir. Rompe las tablas, el equilibrio y la igualdad. Nunca aburre. Los hay feos, bonitos, mágicos, históricos o inolvidables. También los hay imposibles. Mientras lees, se te ocurre alguno, estoy seguro. Todos los días hay goles, hasta tú puedes hacer uno. Pero los que rigen campeonatos, derrumban los estadios y te dejan sin aliento, esos tan exquisitos, se pagan caro.
El Sevilla, rastreador de mercado y conocido por su acertada elección en cada uno de los movimientos, opta por otra vía. Sin el poder adquisitivo de los grandes, sus delanteros compiten en olfato con los de los grandes. Tras la marcha de Carlos Bacca al Milan, pieza angular del proyecto de Unai Emery, a cambio de 30 millones de euros. Urgía la necesidad de rastrear alguien que como mínimo hiciera competencia a un suplente de lujo como Kevin Gameiro. Llegaron Ciro Immobile, tras su paso por Alemania con más pena que gloria y Fernando Llorente en su retorno a la Liga Española tras no contar en los planes de Massimiliano Allegri en la Juventus de Turín.
Llegados a estas fechas, Immobile ha vuelto a casa y parece volver a ser quien fue. Llorente no disfruta de minutos y Gameiro ha pasado de ser actor secundario a protagonista. De verlo a ratos, a celebrar cada rato. Gameiro está repleto de confianza y sus números así lo demuestran. El francés ha superado su propio registro de la temporada pasada, acumula 18 goles en su cuenta anotadora por los 17 de la temporada pasada y con 13 en Liga ya tiene al acecho superar los 15 de su primer año como sevillano.
Pasito a pasito busca mejorar sus registros individuales. Con el objetivo en mente de la Eurocopa, quiere complicarle la vida a Deschamps, o al menos alargar la elección de que delantero será el que acompañe a Griezmann y Martial con un Benzema casi sin opciones. Mientras tanto, busca superar los 21 de su primer año y los 28 del último año de Carlos Bacca. En un mes decisivo como febrero, al acecho de un Villarreal que no falla y más vivo que nunca en su competición fetiche, la solución parecía estar en casa. Le Monsieur del Sur.