Es difícil encontrar puntos altos o positivos en el fútbol chileno. Y a mí no me gusta ser negativa, pero con el desfalco a la ANFP de Jadue y sus cómplices, la eliminación de Universidad de Chile en fase pre-grupal de Copa Libertadores, la pobreza económica de los clubes, la mentalidad bananera de los dirigentes en general, la ridícula calendarización europea y el bajísimo nivel de competencia a nivel local, no me dan mucha alternativa. Sin embargo, hoy quisiera hacer la excepción. Hoy quiero hablar del goleador del torneo, del “hijo pródigo” de la Católica. Hoy quiero hablar del Nico Castillo.
Justo este 14 de Febrero, Nicolás Castillo cumplió 23 años y seguro tiene enamorados a los hinchas de Universidad Católica con sus ocho goles en cinco fechas transcurridas del Clausura 2015/2016. Pero hace dos años la historia era completamente distinta.
“El Nico”, como lo llaman los hinchas, se formó en la UC y en 2013 fue una de las grandes figuras de la Selección Chilena Sub-20 que clasificó al mundial de la categoría en Turquía. Experto pateador de faltas y penales, instinto de killer frente al arco e insustituible en el equipo de Mario Salas en aquel entonces, a sus 19/20 años, ya oficializaba con Martín Lasarte su status de profesional en el primer equipo cruzado. Pero sus sobresalientes actuaciones tanto en el Sudamericano Sub-20 como en Turquía, le llenaron la cabeza de “pajaritos”, alimentados con baldes de alpiste por la presencia de numerosos scouts y representantes sentados en las gradas de Mendoza y Turquía.
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Comenzó a sonar fuerte que el Chelsea lo iba a fichar y Castillo se encaprichó con ir a Europa. Incluso se casó así de joven ese mismo año para estar listo cuando todo sucediera. Pero no pasó nada. Y la frustración, sumada a problemas personales, sacaron su juvenil inmadurez en todo su esplendor. Ya no quería jugar por la Católica y con su rebelión presionaba para ser transferido a Europa lo antes posible. El DT Martín Lasarte, que le daba titularidad, lo apartó de la convocatoria en algunos partidos a modo de castigo y cuando eso no funcionó, apeló a la charla de hombre a hombre. El mismo Lasarte cuenta que lo trataba de convencer: “Nico, quédate. Crece aquí, madura, consolídate como jugador, sal campeón un par de veces y después, a los 21, 22 años te vas a un equipo europeo grande, no a uno chico que pelee el descenso”. No hubo caso. La voz de la experiencia no logró sonar más fuerte que el graznido de los pájaros y, después de perder la final del campeonato frente a O’Higgins, con un camarín desestabilizado en parte por su comportamiento, Nicolás Castillo se fue al Brujas de Bélgica. Ahí marcó un gol en su debut y otros en algunos partidos siguientes, pero de a poco comenzó a aparecer en la banca o a no ser convocado y, desde aquí, la situación no nos sorprendió para nada. Todos teníamos claro, menos él, que se había ido a las apuradas, aún verde, aún pronto. Luego vinieron los préstamos al Mainz 05 y Frosinone, con una grave lesión en la rodilla entremedio y, luego de dos años, la circularidad de la vida lo trajo al punto de partida, otra vez a la UC.
No fuimos pocos los que sentimos que el “Te lo dije” era inevitable, preguntándonos si la vuelta larga lo había hecho cambiar en algo, si acaso después de jugar poco y nada en Italia, podría ser un refuerzo real y no un regreso lastimero. Resulta que sí, que volvió como si se hubiera quedado. Y mejor. Nico Castillo salió encaprichado, amurrado, apurado, pero volvió más grande, más líder, más centrado y más goleador que nunca. Él mismo reconoce que mirando hacia atrás puede darse cuenta que cuando se fue estaba “agrandado” y que incluso había “hecho el ridículo” con esa actitud. “Ahora estoy más maduro”, dice tranquilo asumiendo que la paternidad también lo ha hecho crecer.
Castillo ha encajado a la perfección este semestre en una UC cuya fortaleza y funcionamiento se basa en los jugadores formados en casa, como él. Cristopher Toselli está de regreso en su mejor nivel; Stefano Magnasco y Guillermo Maripán se consolidan en defensa; Jaime Carreño y Diego Rojas brillan en mediocampo; José Pedro Fuenzalida, otro retornado ya mayor, rinde cada vez que entra; y Jeisson Vargas con Nico Castillo se entienden como una dupla de ataque implacable. Católica es puntero del campeonato, con 18 goles en cinco fechas, de los cuales ocho son de autoría del número 30, cuyo regreso es sólo un préstamo por seis meses desde el Brujas, que lo quiere de vuelta en Bélgica para el comienzo de la temporada 2016/2017. Si no logra estirar la cesión, la UC lo perderá para disputar Copa Sudamericana y él podrá irse con un saco lleno de goles para mostrarle a Michel Preud’homme que merece una nueva oportunidad. Pero, por sobretodo, Nicolás Castillo podrá reescribir su partida desde San Carlos de Apoquindo, reconciliado con la hinchada y con la expectativa de verlo brillar de verdad en Europa o en La Roja adulta, pero ahora en el momento preciso, en el instante perfecto, como siempre debió ser.
Fue la primera mujer en la historia de la TV abierta chilena en presentar resúmenes de goles. Ha trabajado en radios Bio Bio y La Clave, en el periódico La Nación y ha colaborado con ESPN, El Gráfico, el Daily Mirror y The Guardian, entre otros.
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