Miquel MORO – La llegada de Juan Antonio Pizzi al banquillo del Valencia supondrá que el hispano-argentino debute en un derby contra el Levante. Un buen revulsivo de cara a un partido que desde hace un tiempo ha dejado de verse como un enfrentamiento condescendiente y de poca relevancia desde la óptica blanquinegra para recuperar la rivalidad con la que siempre se ha vivido si se hacía desde el lado granota.
La llegada de Pizzi, en medio de una situación tensa con la venta del club de fondo, no ha conseguido levantar el ánimo de toda la afición después de ver los últimos casos de ex jugadores (Pellegrino y Djukic) que llegaron al club para mantener el nivel si no subían un escalón más en cuanto a expectativas y que ni tan siquiera consiguieron acabar la temporada. El nuevo técnico ché no cuenta, además, con el mismo recuerdo positivo entre los aficionados en su paso como jugador.
Pizzi llegó a Valencia hace algo más de veinte años, cuando en el verano de 1993 el Tenerife cedió a su delantero al Valencia, que comenzaba una transición que lideraba un desconocido Predrag Mijatovic y que tenía como primer referente al búlgaro Lubo Penev. Sólo la paupérrima aportación del colombiano Aristizábal en la segunda mitad de aquella temporada superó (negativamente) las insuficientes cifras goleadoras de Pizzi en aquella liga (4 tantos) que a finales de febrero ‘desapareció’ del once por culpa, también, de distintos problemas físicos. Por llevarse malos recuerdos de esta etapa, su debut en competición europea (y único partido hasta que llegó al Barça unos años más tarde) fue la durísima derrota ante el Karlsruher por 7 – 0 en la Copa de UEFA.
Pero el estreno del que fue Bota de Oro en 1996 como goleador valencianista guarda una curiosa coincidencia y es que fue también ante el que será su primer rival como entrenador en España. Si bien el primer gol en Liga se lo llevó el Lleida, fue en el último partido de la pretemporada cuando Pizzi celebró su primer gol en el Valencia ante un Levante que acudió de invitado al Trofeo Ciudad de Valencia celebrado en Mestalla el 31 de agosto de aquel año. Entró a falta de media hora para el final del partido sustituyendo a uno de los talentos más ilusionantes de la cantera valencianista como lo era Pepe Gálvez, y en ese tiempo le dio tiempo ha hacer el 2-0 ante un conjunto granota que, por aquel entonces, navegaba por la categoría de bronce de nuestro fútbol.
Un tanto que, desde luego, no tuvo la continuidad esperada a lo largo del curso pero que seguro que cuando el próximo sábado Pizzi salte de nuevo a Mestalla como local viajará brevemente por la mente del nuevo técnico de nuestra Liga.
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