El Stuttgart, desde hace varios años, parece sumado en una especie de espiral autodestructiva de la que no es capaz de salir. El último entrenador que estuvo más de un año fue Bruno Labbadia (de 2010 hasta verano de 2013) y cuando por fin parecía que el club estaba decidido a crear un proyecto con un entrenador, vuelven a dar varios pasos atrás: Zorniger es despedido por los malos resultados en la jornada número trece tras sumar solo 10 puntos y estar en antepenúltimo lugar. Los resultados no son los esperados, eso es innegable, pero también hay que juzgar el cómo se ha llegado hasta ese punto.
Jugar como nunca, perder como siempre
El Stuttgart planeó con bastante tiempo por delante quién sería el hombre que conduciría el proyecto del club. Tanto, que a finales de mayo ya se anunció su contratación. Zorniger nació y se crió en Mutlangen, un pueblo que está a casi sesenta kilómetros de Stuttgart, por lo que era un «hombre de la casa». En la época de Babbel en Stuttgart, fue segundo entrenador suyo (08/09). Por último, tenía experiencia en segunda con el RB Leipzig, donde también comandó un proyecto atractivo. Sobre el papel, e insisto, el perfil era ideal.
El estilo del ya ex entrenador del VfB era muy ofensivo. Defensa muy adelantada, llegada con muchos hombres arriba en pocos toques y presión alta tras pérdida. Al comienzo de la temporada, daba verdadero gusto verlos jugar. Entendieron el mensaje de Zorniger a la perfección, aunque no todo era felicidad: Pese a mostrarse muy superior a sus rivales, el Stuttgart no ganó su primer partido hasta la sexta jornada (1:3 en Hannover) dónde, curiosamente, jugaron el peor partido hasta ese momento. El único «pero» es que el equipo se partía en dos a causa del estilo y eso, en una liga como la alemana de gran gusto por el contragolpe, fue castigado con muchos goles. Tanto, que es el equipo que más goles ha encajado hasta este momento (31). El poco acierto de cara a portería (solo 17 goles a favor) pesó en exceso. Se tiraba mucho, se marcaba poco y, para colmo, se encajaba demasiado.
«Estamos en la jornada cuatro y tenemos cero puntos. Tenemos el plan claro, sabemos dónde queremos ir. Ahora tenemos que afrontarlo con el viento en contra. Alexander Zorniger es el adecuado». Robin Dutt a Sky, tras confirmarse el peor arranque ligero de la historia del Stuttgart.
Los aficionados empezaron a temer que los jugadores, poco a poco, perdieran la chispa con la que empezaron la campaña y que se pasara a jugar mal y perder igualmente. Eso acabó sucediendo. Para rematar la desdicha, Daniel Ginczek, un delantero muy prometedor, se lesionó a principios de octubre y no volverá hasta enero. Todo iba a peor.
«Defenestrar de esa forma a un jugador que lleva tanto tiempo en el club es realmente estúpido. Niedermeier, Harnik y Gentner son jugadores que mantienen al equipo unido cuando es necesario. ¿Creen que eso lo hace un Kostic?» Grill, agente de Niedermeier, se queja en octubre por la situación de su jugador.
Una de las grandes críticas recibidas fue su demasiado conservadurismo con su idea de juego y la elección de jugadores. Gruezo, joven promesa, no juega pese a que Serey Dié no atraviesa sus mejores momentos. No ha dado con la defensa ideal. Introducía los cambios muy tarde y mal. En definitiva, el modelo de juego, lejos de evolucionar, ha ido empeorando paulatinamente.
La lectura que puede hacerse del despido de Zorniger es que el Stuttgart estará otra temporada más sin proyecto deportivo con el único objetivo de lograr la permanencia. La decisión de la junta directiva tampoco es entendible: el contrato unía a ambas partes hasta 2018. Era por un proyecto a medio/largo plazo que han fulminado en cinco meses. Para colmo de males, el Stuttgart tendrá que indemnizar a su ex entrenador, lo que no les saldrá barato. El Stuttgart, vuelve a empezar y ya van…