En Bournemouth, su primera experiencia en el fútbol de primer nivel está siendo traumática. El fútbol ofensivo que mostró Eddie Howe durante su estancia en la Championship le sirvió para ascender y campeonar la segunda división del fútbol inglés. Esa idea de fútbol permanece impertérrita en la Premier League, pero los errores defensivos en esta liga tan competitiva se pagan con goles en contra y puntos perdidos.
Howe invirtió este verano en reforzar el equipo cerca de 30M€, ya saben cómo funciona el tema de los derechos televisivos en Inglaterra, que todos los equipos disponen de dinero para reforzar sus plantillas y competir en una igualdad más real que en otras ligas. Con ese dinero se compraron 4 jugadores, un prometedor lateral izquierdo, Tyrone Mings (Ipswich Town), un mediapunta marfileño, Max Gradel (AS Saint Etienne), un delantero con experiencia Premier, Glenn Murray (Crystal Palace) y un mediapunta todoterreno como Lee Tomlin (Boro). En los dos primeros jugadores se invirtieron 23M€, y en apenas unas semanas, ambos jugadores fueron intervenidos de roturas en los ligamentos de sus rodillas. El joven lateral izquierdo se lesionó a los 12’ de su debut en Premier League ante el Leicester en la cuarta jornada. La suerte no acompañó ese día a los ‘cherries’ que vieron como en la segunda mitad del mismo partido ante los ‘foxes’, su fichaje estrella, Max Gradel, se dañaba los ligamentos de su rodilla dejándole fuera para el resto de la temporada. Dos contratiempos, dos inversiones, dos jugadores claves rotos en apenas una hora de partido.
Si ponen un circo en las playas de Bournemouth, crecerían los enanos. El máximo goleador del ascenso y de la presente temporada, Callum Wilson, corrió la misma suerte que sus compañeros Mings y Gradel. En la visita del Bournemouth al Britannia Stadium el delantero corría en el minuto 11 a recuperar un balón en el centro del campo cuando perdió el equilibrio y la estabilidad de su rodilla, resultado, rotura de ligamentos de su rodilla derecha. Tercera rotura de ligamentos en apenas 3 semanas. Por si fuera poco, su ‘box to box’ y timón principal de la nave cherrie en el medio del campo, Harry Arter, no ha podido disputar sus primeros minutos de la temporada hasta la jornada del derbi del sur, con permiso del Portsmouth, ante el Southampton.
Desde la lesión del delantero, el equipo lleva un punto conseguido de los quince disputados, su rendimiento ha bajado y solo están una posición por encima de los puestos de descenso, a los que pueden caer este fin de semana. La directiva y Eddie Howe ya han dejado claro que van a reforzar el equipo en el mercado invernal, pero mientras se abre el mercado, el equipo tiene que competir los partidos de Premier.
“Matt, el momento es ahora” piensan los aficionados del Bournemouth. Al equipo rojinegro aún le queda un faro que alumbra. El centrocampista Matt Ritchie es la última esperanza del Bournemouth antes del hundimiento definitivo. El centrocampista inglés, aunque con pasaporte y nacionalidad escocesa, – es internacional con el combinado de Strachan-, destacó en el Swindon Town de League One antes de ser traspasado a los ‘cherries’ por medio millón de Euros. El ascenso de categoría no lo acusó, y consiguió hacer goles con facilidad partiendo desde la banda derecha del ataque rojinegro, en Dean Court fue siempre uno de los favoritos, y sus goles y asistencias sirvieron al equipo para ascender a la Premier League. De nuevo otro salto de calidad, a la competición más exigente, la Premier League, una competición que no espera a adaptaciones, que exige el 100% desde el primer minuto y que los errores se penalizan. En los 11 partidos disputados hasta la fecha, el centrocampista ha disputado todos los encuentros de Premier, ya ha marcado dos goles hasta el momento y ha repartido una asistencia. El juego del Bournemouth debe pasar por los pies del centrocampista inglés, condición indispensable para que los ‘cherries’ tengan opciones de mantener la categoría.