Undécima jornada de Liga. El Real Madrid iba líder empatado a puntos con el Valencia tras sumar siete victorias en diez partidos. Era el equipo de los galácticos, dirigido por Carlos Queiroz y formado por jugadores como Zidane, Figo, Beckham, Ronaldo o Raúl. Enfrente, un Sevilla que comenzaba a dar sus primeros pasos de lo que ahora es un equipo de leyenda.
El Sánchez Pizjuán estaba a rebosar para presenciar, el 9 de noviembre de 2003, una de las mayores actuaciones de la historia de su equipo. El vigente campeón y ganador de nueve Copas de Europa se estampó sin frenos ante un Sevilla espléndido, desbordante, guiado por un José Antonio Reyes que apuntaba a estrella. Helguera en propia puerta, Darío Silva, Dani Alves y Casquero pusieron 4-0 el marcador… ¡A los 37 minutos!
El mayor señalado de aquel partido, el central Rubén. El canterano fue sustituido en el minuto 25′ por decisión técnica y su imagen llorando en el banquillo es una de las más tristes que se recuerdan. Sólo Ronaldo, en la segunda parte, pudo maquillar un resultado estrepitoso.
El Madrid acabó esa Liga cuarto, por detrás de Valencia, Barça y Dépor, mientras que el Sevilla de Caparrós terminó sexto, entró en Copa de la UEFA y comenzó una etapa dorada en su historia.
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