Para comprender e interpretar bien el sentido de las palabras y expresiones del deporte es fundamental conocer su historia. Si bien es cierto que el significado de muchos términos ha evolucionado con el paso de los años incorporando nuevas acepciones o matices, el uso periodístico no siempre se ha correspondido con su verdadera etimología ni con muchas de las definiciones que, tarde o temprano, aparecen recogidas en el diccionario. Debido al hábito lingüístico continuado de los medios de comunicación, que siempre va por delante de los académicos y acaba extendiéndose al conjunto de la población, se producen discordancias entre quienes defienden el modo original de la palabra o expresión y aquellas otras personas que abogan por lo comúnmente aceptado por una gran mayoría social.
Este el motivo principal de interesantes debates entre filólogos y periodistas (o entre periodistas y periodistas) sobre qué podría ser considerado incorrecto o inexacto o todo lo contrario a partir de estos criterios. A decir verdad, nos movemos en un terreno complejo, debido al extraordinario dinamismo del lenguaje que aflora a través del periodismo, en el que resultan pocas verdades absolutas y, por ello, las opciones que puedan tomarse en uno u otro sentido podrán encontrar tanto gente a favor como detractores. Hablamos de estilo, esto es, de saber elegir la mejor opción, siempre dentro de la corrección y el sentido común periodístico, que ofrece nuestro idioma.
Una de las muchas expresiones que ha virado con el tiempo de forma contraria a su concepción original es la denominación de la competición de vela más prestigiosa del mundo, la Copa del América o, como aparece en un elevado número de medios de comunicación, sin artículo, Copa América o Copa de América. Es solo un artículo de diferencia, sí, pero es definitorio porque esconde la causa y posterior desarrollo de la competición.
Las primeras regatas internacionales de las que se tiene constancia comenzaron en 1851 cuando varios miembros del New York Yacht Club construyeron una goleta bautizada como América. Esta embarcación dio nombre a la prueba velística más prestigiosa del mundo, la America´s Cup o Copa del América, llamada así por el barco y no por el continente. Por esta razón, a pesar de que haya podido extenderse en el periodismo el nombre de la competición sin artículo, la Copa América debería emplearse en realidad solo para referirse al torneo futbolístico de selecciones nacionales más antiguo, celebrado este año en Chile, y no a la referida competición de vela, cuyas Series Mundiales de la 35ª edición se han iniciado recientemente, con la participación de seis tripulaciones, en Portsmouth (Reino Unido) y proseguirán a finales de agosto en Göteborg (Suecia).
Quizá todo se deba a una mala traducción del nombre original en inglés (America´s Cup), ya que en este idioma los barcos se pueden personificar y llevar también el genitivo sajón. Siempre quedará, además, la opción de escribir el nombre del evento en lengua inglesa. Aunque la preferencia en general es castellanizar mientras sea posible el nombre de las competiciones, puede ocurrir que el nombre extranjero sea el más universalmente conocido y se opte por él (Super Bowl o Grand National) o, sencillamente, que sea la pauta de cada medio según su criterio editorial y de estilo lo que a la postre sea decisivo (Copa Ryder o Ryder Cup).
Para otras dudas relacionadas con la forma de escribir los nombres de competiciones deportivas, enlazamos aquí este artículo del blog Periodismo Deportivo de Calidad