La ciudad de Liverpool es famosa por innumerables motivos. Música, Historia y deporte han señalado en el mapa mundial a la población bañada por el río Mersey durante décadas.
Una ciudad que futbolísticamente sirve de cobijo institucional de dos de los veinte clubes del primer nivel profesional en Inglaterra. Dos clubes mediáticos, conocidos a nivel mundial, que separan sus estadios por una distancia visual prácticamente nula. Una de las máximas rivalidades del fútbol inglés y británico se produce anualmente en la ciudad de the Beatles.
Liverpool y Everton se llevan los flashes, acumulan cientos de millones de libras cada año en derechos televisivos, arrastran miles de aficionados partiendo en dos el sentimiento de una ciudad que respira fútbol por los cuatro costados. Una rivalidad que suma enormes focos mediáticos, grandes atenciones cuando ambos se enfrentan, o simplemente cuando el balón rueda en Anfield y Goodison Park.
Sin embargo, hay vida más allá. Hay vida más allá del rojo o el azul, hay más camino más allá de Reds y Toffees. Un club humilde, de menor poder mediático, que también tiene sede en la ciudad, y que se ve obligado a vivir en la sombra que crea el cartel del derbi del Merseyside.
Se trata del Tranmere Rovers Football Club. Un club que exactamente no se encuentra en la ciudad de Liverpool, pero sí al otro lado del río Mersey, donde se localizan Liverpool y Everton, muy cerca, creando un vínculo territorial que les enfrenta con los aficionados de los dos clubes, pese a convivir en escalones muy diferentes y alejados.
El Tranmere Rovers es el caso contrario a las potencias de la Premier League. Un club sencillo que sobrevive en los límites institucionales del fútbol profesional en Inglaterra, que sufrió la pasada campaña el descenso a la quinta categoría del fútbol inglés. La próxima temporada disputarán la edición 2015/16 de la National League, tras descender desde la Football League Two.
Su estadio, Prenton Park, pese a estar en una liga tan inferior a nivel deportivo, alberga en sus gradas hasta un total de 16.567 personas, lejos de las cifras que son capaces de reunir sus ‘vecinos’ en Anfield (45.276) o Goodison Park (39.572). Pese a tener que vivir en categorías inferiores, lejos del poder que pueden albergar Liverpool o Everton, son parte de la ciudad del Mersey desde hace ya más de 103 años de Historia.
Un club que no cuenta con grandes trofeos en sus vitrinas. Sin embargo, muchos aseguran que uno de los integrantes de the Beatles, como fue George Harrison, era aficionado del humilde club. Eso se deduce de una frase pública que él mismo dijo: “Si en Liverpool hay tres equipos, yo soy seguidor del otro”. Muchos aseguran que ese “otro” equipo es, sin duda, el humilde Tranmere Rovers, evitándose así críticas de las dos grandes corrientes futbolísticas de la ciudad.
Expertos en vivir en la sombra, lejos de grandes escaparates, intentando llegar lo más lejos posible en todo torneo que disputen. El último descenso, la pasada temporada, vuelve a poner una piedra en el camino deportivo. Un club sin grandes éxitos históricos, que se ve relegado a jugar gran parte de sus encuentros como local los viernes, para no coincidir en la mismas franjas horarias que sus potentes vecinos territoriales.
Hay vida más allá de Liverpool y Everton. Una vida diferente, más romántica, underground, digna de ser destacada. El Tranmere Rovers puede ser considerado el tercer equipo de la ciudad de Liverpool, por su cercanía. Su carácter y poder no le presenta como gran rival territorial ante los otros dos clubes, que sí pelean entre ellos en el primer escalón profesional. Sin embargo, su situación institucional y deportiva le convierten en un club familiar, más humilde, sencillo, alejado de las grandes avenidas, de los mayores despliegues técnicos y mediáticos.
El Tranmere Rovers sigue su camino, sigue su trayectoria, a la sombra, sin hacer ruido, sin molestar demasiado a dos equipos mediáticos que arrastran todos los focos mediáticos que llegan a la ciudad.