Las cosas nunca son lo que queremos, lo que esperamos o lo que deseamos. Nos pasamos la vida pensando cubrir nuestras necesidades: una vivienda, un trabajo, ropa, comida… Buscamos satisfacer lo básico, buscamos construir en las bases de las necesidades y los que tienen suerte consiguen elevar unos cuantos pisos en el cielo para alejarse del suelo. Todos queremos lo mejor, para nosotros, para nuestros hijos, nuestra familia, nuestros amigos. Estamos tan obsesionados con suplir esa necesidades que a veces se nos pasa por alto lo imprescindible.
Lo impriscindible es invisible a simple vista. Es un continuo tamborileo en las vidas de las personas y sólo se hace claro y presente cuando ya se echa de menos. Es “extremadademente” importante. Philipp Hosiner utiliza el adjetivo de manera muy usual, casi automáticamente: estoy extremadamente agradecido, extremadamente feliz, extremadamente emocionado… Y es que él sabe lo que es imprescindible.
Su historia es como la de muchos otros futbolistas: entrena, progresa, se hace mejor, un club se fija en él y ahí acaba el parecido con cualquier otro chaval de veintiséis años. En las pruebas médicas el pasado Enero para unirse al 1. FC Köln, al futbolista austríaco le detectaron en el riñón izquierdo un Tumor.
Dicen los expertos que en un cáncer -tanto si es benigno como maligno-, lo primordial es la actitud con la que el paciente lo enfrenta. Hosiner no se amedrentó y le hizo frente a su problema. Se operó y en sólo nueve semanas ya estaba de nuevo presente en los entrenos con el equipo. Nadie se lo esperaba, fue mucho antes de lo previsto. Philipp quería llegar a jugar para el equipo de la catedral más famosa de Alemania. “Quiero entrar en el estadio, quiero escuchar la música que ponen tras cada gol, eso es lo más grande que hay…” -explicaba él mismo de manera elocuente en su última rueda de prensa. A Philipp lo conocen ya en la Bundesliga, y su historia se ha contado los pasados meses un número incontable de veces.
El delantero se quedó en el club de dónde provenía -el FC Stade Rennes– a modo de cesión con opción a compra tras fichar por el Köln. Debido a su enfermedad y la operación que le salvó la vida, Hosiner sólo marcó un gol y dio una asistencia en los unos 300 minutos que ha podido jugar en Francia.
Philipp afronta esta nueva etapa con una sonrisa, sabiéndose victorioso de una de las batallas más duras del ser humano. Ha vuelto a la normalidad de la rutina volviendo a preocuparse por lo necesario para él y su carrera, ha vuelto en la rutina de la humanidad, que parece que sea la única que tropieza hasta tres veces con la misma piedra. Pero él no lo hará, porque Hosiner ya sabe lo que es “extremadamente imprescindible”.