En un grupo formado por Argentina, Uruguay, Paraguay y Jamaica, puede parecer fácil hacer previsiones: pasarán los del Tata y los de Tabárez. Sin embargo, esto es la Copa América. Ningún rival es pequeño. Y tanto Paraguay como Jamaica nos demostraron que piensan dar guerra hasta el último partido.
No se vislumbraba eso precisamente cuando en poco más de media hora la Albiceleste ganaba 2-0 en La Serena. Los goles de Agüero, tras regalo de la defensa paraguaya, y de Messi de penalti confirmaban el favoritismo de una selección que no quería repetir el desastroso debut de hace cuatro años. Entonces empató 1-1 en casa ante Bolivia, probablemente la selección más débil del torneo. Quizá lo de anoche fue mucho peor.
Con 2-0, Argentina comenzó a especular tras el descanso. Dejó que Paraguay tuviera más balón y se aproximara con claridad a su campo. Cometió un gran error porque la segunda parte guaraní fue casi perfecta. La intensidad que imprimió a cada jugada se vio reflejada en la cara de Nelson Haedo Valdez, que no dejó de correr y complicar la vida a Otamendi, Garay y compañía.
Por momentos, el encuentro se convirtió en un correcalles, y pese a que eso pudo beneficiar a los del Tata, la gran actuación de Anthony Silva y la efectividad de Paraguay condenó a la ‘favorita’ al empate. Primero Valdez, con un soberbio disparo desde fuera, y después Barrios, en el descuento, tras remachar una dejada de Da Silva en una falta provocada por el propio Valdez. Paraguay no se conformó y estuvo a punto de lograr la victoria en el último suspiro, pero el resultado ya no se movió, dejándonos así la primera gran sorpresa del torneo.
Pudo haber sorpresa también en el Uruguay-Jamaica. Nadie esperaba que una selección invitada, desconocida para muchos y con jugadores que militan en equipos de MLS y Championship -algunos ni son titulares en sus clubes- fuera a plantar cara así a la vigente campeona. La Celeste dejó una imagen confusa, impropia ante un rival menor. Ni supo inquietar con eficacia la defensa de los Reggae Boyz, ni supo frenar con contundencia los ataques jamaicanos. Mattocks tuvo el 0-1 en un balón que se llevó a trompicones y que no acertó a rematar cuando ya se cantaba gol.
Pero Uruguay no perdonó nada más arrancar la segunda mitad. Falta colgada al área, peina Giménez y el Cebolla, atento, remata sin oposición para poner por delante a la Celeste. El balón parado parecía la única manera y los de Tabárez lo aprovecharon. Sin embargo, Jamaica no se rindió, y pese a que le costó levantarse de un golpe tan prematuro, consiguió rozar el empate en varias ocasiones, casi todas con centro al área y remates de cabeza que se perdieron por centímetros. Schäfer agotó todos sus cartuchos, pero se fue con las manos vacías.
Da la sensación de que esta Copa América, al igual que la anterior, se va a decidir no por la selección que haga más méritos, sino por la que cometa menos fallos. Los pequeños detalles -un penalti, un tiro al palo, un gol a balón parado- están siendo claves en un torneo donde todavía nadie demuestra ser superior. Por ahora, en un grupo B plagado de ciegos, reina Uruguay.