10-10-10. No es un trío de puntuaciones perfectas de un ejercicio gimnástico, pero casi. Es una de las fechas más importantes de la historia del motociclismo español. El 10 de octubre de 2010 España se aseguraba, de forma matemática, su primer triplete de títulos en las tres grandes categorías del Mundial; metaforizando una temporada 10.
Aquel día, el británico Bradley Smith perdía sus opciones matemáticas en el octavo de litro, asegurando que el título iría a parar a manos de Marc Márquez, Nico Terol o Pol Espargaró. Horas después, Jorge Lorenzo se convertía en el primer campeón español de MotoGP y segundo de la categoría reina (Álex Criville 500cc, 1999).
El título de Lorenzo confirmaba el triplete española; ya que en la carrera previa Toni Elías se había convertido en el primer campeón de la historia de Moto2; después de haber gobernado con una firmeza asombrosa el desconocido territorio de las sustitutas de las 250cc.
Un año después, Nico Terol se convertiría en el último campeón de las dos tiempos al hacerse con el título de 125cc frente al francés Johann Zarco.
En apenas un año, Elías y Terol se habían hecho con dos títulos particularmente históricos. El primero estrenaba el palmarés de la nueva era mundialista. El segundo cerraba un capítulo iniciado más de medio siglo atrás. Menos de un lustro después, ambos están en paro.
Aunque con matices, ninguno de los dos logró la evolución esperada después del título. Elías volvió a probar suerte en MotoGP y retornó a Moto2, donde las cosas tampoco salieron según lo esperado. Lo mismo en el caso de Terol, aunque el valenciano sí tuvo sus buenos momentos en 2013, con tres victorias en la clase media.
Cansados de no encontrar la competitividad perdida en dicha categoría, decidieron hacer las maletas y probar suerte en el Mundial de Superbike. Toni Elías lo hizo a finales de 2013, Nico Terol de cara a este 2015. Ambos cuajaron un inicio realmente esperanzador, pero las cosas se acabarían torciendo.
Toni iba a disputar su segunda temporada completa, pero la espantada del JR Racing le dejó compuesto y sin moto. Se negó a aceptar ofertas que sólo le sirviesen para estar sobre una moto ‘rellena-parrillas’ y se quedó sin correr.
Nico firmó con el Althea Racing para este 2015 después de la desaparición del Aspar Team de Moto2; y estaba cuajando actuaciones notables hasta la lesión de Assen. Después de entonces no ha logrado acercarse a los resultados de antaño; y después de un decepcionante en Portimao ya no estará en Misano.
Elías tiene 32 años, Terol 26. El catalán corrió 223 grandes premios, con 17 victorias y 43 podios. El valenciano disputó 162 GGPP, sumando 16 triunfos y acumulando 39 presencias en el cajón.
Son dos de los pilotos más laureados del siglo XXI. Dos campeones del mundo. Los dos estaban entre las grandes opciones españolas -junto a Jordi Torres- de brillar en la presente temporada del Mundial de Superbike. Y sin embargo tienen que ver las carreras desde el sofá.
Sus casos -sin ser, ni mucho menos, únicos- son la mejor prueba de la insoportable fragilidad de la memoria en el motociclismo, de la insignificancia de las conquistas pretéritas, de la futilidad del talento frente a las chequeras, que permiten a muchos pilotos de muy inferior valía acumular temporadas en la élite, llegar a MotoGP y mantenerse inamovibles pese a la mediocridad de sus resultados. No es menester dar nombres, están nítidamente implantados en el imaginario colectivo.
El dinero habla. Una prosopopeya que Elías y Terol han sufrido en sus carnes y que se traduce en una reducción del nivel de las parrillas de algunos de los campeonatos más importantes del mundo. La enésima prueba de que, en el motociclismo -como en cualquier profesión del mundo-, los contactos valen mucho más que el talento y el trabajo.