El Queens Park Rangers certificó hace unos días su descenso matemático a la Championship sólo un año después de ascender de categoría. Un descenso deportivo meritorio, ya que sus cifras deportivas reflejan un rendimiento bajo, que ha dejado mucho que desear, con rachas negativas notables que, finalmente, han acabado por sentenciarles hasta la segunda categoría profesional del fútbol inglés.
Un pobre porcentaje de puntos, que evidentemente ha tenido consecuencias negativas para sus intereses. El conjunto de Loftus Road ha conseguido sólo 30 de los 111 puntos en juego. Es decir, en su casillero brillan apenas el 27,27% de los puntos que han disputado, con sólo 8 victorias y 6 empates como resultados positivos. De las 37 jornadas disputadas hasta la fecha, han perdido 25. Rotunda, para mal, su dinámica.
Pero el fracaso deportivo no es lo único que preocupa en el conjunto londinense. El futuro no tiene mejor pinta. El pasado verano no fue el verano más inversor del club en materia de fichajes, y pese a ello invirtió en torno a 47 millones de euros. Es decir, casi 50 millones (impensable en otros países), y la temporada acaba en descenso. Pero no es la primera vez que les ocurre. Hace dos temporadas, cuando asciendieron y volvieron a bajar (como ha ocurrido esta temporada), en 2012/13, también superaron por poco la cifra de los 50 millones invertidos quedando al final en la última posición.
Dos veces tropiezo con la misma piedra. Dos veces, en apenas dos temporadas, el mismo error. Grandes inversiones (residiendo su base en el equitativo reparto televisivo), y resultados deportivos muy pobres. Dos descensos en las tres últimas temporadas. Pero no queda ahí, y es lo que ha convertido al QPR en un club con un gran imán para las críticas.
El Burnley, otro equipo ascendido el pasado verano y que ha certificado de forma matemático su descenso, es el caso antagónico en el balance económico. Los de Turf Moor también descienden, mismo resultado, pero en materia económica gastaron en torno a 12,5 millones de euros. Es decir, casi 35 millones de euros menos en inversión, perdidos viendo el descenso.
Además de invertir casi 50 millones de euros el pasado verano para su vuelta a la Premier League, la actual plantilla del Queens Park Rangers cuenta con un balance muy negativo en lo que a salarios de sus futbolistas se refiere. Sueldos desorbitados para tratarse de un equipo que, al fin y al cabo, ascendía esta misma temporada.
Un claro ejemplo de ello es Joey Barton, que a sus ya 32 años, consiguió firmar un contrato de 70.000 libras semanales, que al año le cuesta al club de Loftus Road alrededor de 3,3 millones de libras. Una ficha alta, que muchos jugadores de potencias europeas no llegan a cobrar en la élite, pero que para uno de los descendidos de categoría en Inglaterra no supuso problema. Lo negativo, lo grave, es que no es un caso aislado.
El QPR basa su actual plantilla con contratos elevados, con fichas desmesuradas para los objetivos marcados en verano, que ahora se acentúan más negativamente con el descenso consumado. Se estima que el propietario del club londinense debe pagar en torno a 105 millones de euros esta temporada en sueldos. Una auténtica barbaridad, más teniendo en cuenta que todo se ha traducido en un descenso de categoría. Por ejemplo, el Chelsea, que ha ganado la Premier League, supera los 260 millones de euros. Una diferencia relevante, sí, pero la temporada de uno y del otro son antagónicas.
Pero no es novedad. El dueño del club, Tony Fernandes, gastó cifras preocupantemente similares en sueldos la temporada pasada, cuando el equipo militaba todavía en la Championship, en la segunda división profesional inglesa.
Un descenso matemático que, además, ha sacado a la luz un fracaso económico en toda regla. Inversión importante en verano, sueldos desorbitados para un recién ascendido, y para rematar, descenso de categoría. Fracaso deportivo, fracaso económico, y un descenso que a niveles económicos hará bajar los ingresos al club. Un horizonte complicado en Loftus Road.