Jose Mourinho ha vuelto a hacerlo. Considerado uno de los mejores técnicos de la última década, con un palmarés envidiable, ha vuelto a conseguir una temporada donde los éxitos han sido la nota predominante a su llegada a meta. El Chelsea se proclamaba el pasado domingo Campeón de la Premier League 2014/15, tras derrotar en Stamford Bridge al Crystal Palace, uno de tantos equipos vecinos de la ciudad de Londres.
Una temporada que se ha traducido en éxitos con tonos Blues, ya que el combinado dirigido por el técnico portugués ha conseguido alzarse con un doblete formado por Capital One y Premier League, que devuelven así al Chelsea al primer plano competitivo, exitoso. De nuevo los focos del Bridge brillan a máxima potencia, de nuevo Roman Abramovich sonríe viendo a sus pupilos alzarse con trofeos en el Reino Unido.
Mourinho ha cumplido una promesa que queda actualmente lejana, pero que dejó claro desde el primer momento que volvía a convertirse en técnico del Chelsea, hace ya dos veranos. Volvía el idolatrado, el salvador. ‘The Special One‘ dejó paso a ‘the Happy One’. Todo eran sonrisas en una mediática rueda de prensa de un entrenador que venía de retar a toda figura que se moviese en España, durante su etapa en el Real Madrid.
Aquella tarde contestó numerosas preguntas de los profesionales allí presentes. Una de ellas fue orientada a sus pretensiones, a su ambición en Inglaterra nuevamente. Jose Mourinho fue muy claro, y con aquel mensaje se cubría las espaldas a corto plazo. Desde un primer momento, fijaba sus objetivos y metas a partir de su segunda temporada. Es decir, exigiría resultados firmes y notables en la presente temporada. Aquella primera temporada, según él, iba a ser de adaptación, para asentarse y, una vez cómodo, encarar en plenas garantías el reto. Así, si el Chelsea no ganaba nada en su primer año (como ocurrió) nadie podría echarle nada en cara, porque él ya habría «avisado» a navegantes.
Por ello, el pasado verano era mucho más importante que el anterior, ya que por delante tenían, él y sus jugadores, un reto mayor, un reto serio, en el que debían cumplir sí o sí. Ya no había excusas. El Chelsea debía rendir sí o sí. Y así ha ocurrido. Justo cuando el técnico portugués afirmó que los resultados iban a llegar sí o sí, llegan. El Chelsea ha ganado un doblete doméstico, logrando la Capital One en Wembley frente a sus vecinos del Tottenham, al que se le suma la reciente Premier League, también lograda ante un rival de la ciudad, como el Crystal Palace.
En su día sonó a excusa, cubriéndose las espaldas en caso de números negativos, pero aquellas excusas se han convertido en promesas cumplidas, en palabras que cogen peso y fuerza. Mourinho ha vuelto a demostrar que va varios pasos por delante, vuelve a demostrar que se trata de un experimentado técnico que maneja las situaciones a su antojo, manejando los hilos mediáticos como pocos y, una vez más, logrando títulos, haciendo todavía más grande un palmarés que le mantienen en el primer plano de la élite futbolística.
El Chelsea ya es campeón de la Premier League a falta de 3 jornadas para el final de la temporada y Mourinho, en su segunda etapa como técnico Blue, comienza a dar sus grandes frutos. Una generación de futbolistas que, según muchos, tienen facultades de sobra para marcar una época en el fútbol inglés. El siguiente reto, parece, será la temporada que viene certificarlo también en Europa, que todavía se le sigue resistiendo al entrenador portugués en el banquillo local de Stamford Bridge.