Tras un decepcionante empate a nada contra el Villarreal en el que los jugadores donostiarras andaban por el campo como una bola en cualquier desierto, los de Moyes se han reivindicado y de qué manera en el derby vasco jugado en San Mamés, y eso a pesar de no sumar los tres puntos. Caras largas y cabezas caídas se veían en los aledaños del estadio tras el último partido en Anoeta, en el que parecía que los jugadores daban por finalizada una mala temporada. Lo que cambian las cosas en unos días, porque bien orgullosos tienen que estar los 200 aficionados txuri-urdines que a pesar de ser martes y a las 22h, apoyaron al equipo al otro lado de la A8.
El partido dio para mucho y sin duda fue la mejor versión de la Real fuera de tierras donostiarras. La primera parte fue brutal con un grandísimo despliegue del centro del campo en el que los futbolistas del Athletic llegaban un segundo tarde a por el esférico. La Real se mostró solida como en los viejos tiempos, vertical, con permanentes desmarques a la espalda de la defensa. Pero lo que verdad mostró fue su orgullo. Ese orgullo infranqueable que sienten los aficionados de la Real al ponerse cada domingo la elástica txuri-urdin. El despliegue físico fue impecable y la Real fue un vendaval en la primera parte.
La segunda parte en cambio, comenzó con un jarro de agua fría para los blanquiazules. Martínez Munuera señaló la pena máxima tras el derribo de Mikel González (fue expulsado) al donostiarra Aduriz, tras una más que posible falta previa del ariete del Athletic a Rulli que el árbitro no vio. Aduriz engañó al meta Rulli y puso el 1-0 en el marcador, haciendo estallar de júbilo la catedral.
Tras quedarse con 10 jugadores, los realistas continuaron trabajando y llegaron a la ansiada recompensa. Un descomunal pase de Rubén Pardo dejó solo a De la Bella para que el lateral, con su pierna diestra batiese a Gorka Iraizoz. Hacía justicia el marcador. Con el gol, el equipo de Moyes armó dos líneas de 4 hombres y desmanteló todos los planes del Athletic que se vio con una muralla de color azul y blanco. Los cambios de ambos entrenadores por intentar sacar los 3 puntos no tuvieron recompensa y el partido acabó con tablas, pero el sabor de boca fue muy diferente para ambos equipos.
Hay que destacar el nivel que mostraron Rubén Pardo e Iñigo Martínez sobre el césped de San Mamés. Los internacionales con España ─Rubén Pardo con las categorías inferiores─ estuvieron soberbios en todos los aspectos del juego. Iñigo contundente, rápido y concentrado en todas sus acciones. Mientras, Pardo, demostró la calidad que tiene en su bota derecha. El riojano abarcó muchas zonas del campo y se anticipó a todos los balones además de asistir de manera magistral en el gol del definitivo empate.
En rueda de prensa, el técnico del Athletic Ernesto Valverde abaló a la Real de esta manera: “Hemos conseguido un punto más, y desde ese punto de vista es un paso adelante, pero no nos queda un buen sabor de boca ni por el resultado ni por el partido porque no hemos estado tan bien como esperábamos. La Real ha estado muy bien y hay que felicitarle porque hizo un gran partido”.
Moyes en cambio, se mostró contento con sus jugadores: “El equipo jugó muy bien en el primer tiempo, y la segunda parte la empezamos igual. Yo estaba contento con lo que estábamos haciendo, pero la decisión del árbitro alteró el ritmo del partido. Los jugadores tienen mucho mérito y mostraron un gran compromiso, motivación y determinación para seguir jugando. A pesar de quedarnos con 10, los jugadores estuvieron muy bien”.
Haciendo cuentas, ya son 6 los partidos que lleva sin ganar el Athletic a la Real Sociedad y esta noche pudimos ver a la versión más peleona de la Real, la que todos sus hinchas quieren ver. Muy orgullosos se marcharán a la cama y vestirán mañana la camiseta txuri-urdin los niños, y los no tan niños, aficionados de la Real.