La anónima localidad de Carpi, una modesta y coqueta ciudad de 70.000 habitantes de la provincia de Módena, fue una de las más afectadas por el terremoto que devastó la pianura padana emiliana en mayo de 2012. Murieron una veintena de personas y se produjeron ingentes daños materiales que amenazaron con minar la voluntad de un pueblo tranquilo.
Poco después, el equipo de fútbol de la ciudad perdió la final del playoff de ascenso a Serie B contra la Pro Vercelli. Tras ello, el patrón, Stefano Bonacini, estuvo a punto de dejarlo para comprar el gran equipo provincial, el Modena, pero finalmente la operación no salió adelante. El dueño de la puntera marca textil Gaudì se quedó en Carpi y completó el trabajo que había comenzado en 2009, año del centenario del club, con el equipo en la Serie D. Capri es bella, pero más bella es Carpi, parafraseando a la película.
Deportivamente, Carpi solo era conocida anteriormente por ser la ciudad de origen de Dorando Pietri, aquel atleta que en los Juegos Olímpicos de Londres en 1908 desfalleció varias veces ya en el estadio cuando estaba a punto de completar en primer lugar la maratón. Tardó 10 minutos en recorrer los 500 metros finales con ayuda de jueces, médicos e incluso periodistas y posteriormente fue descalificado por esas ayudas. Perdió el oro pero ganó fama mundial en la historia olímpica.
En el terreno futbolístico el Carpi también consiguió levantarse tras sus desgracias, con mejor suerte y menor fama que su ilustre conciudadano. El conjunto biancorosso se impuso contra todo pronóstico al Lecce -que el año anterior disputaba la Serie A- en el playoff y conseguía el ansiado ascenso. La temporada siguiente, el equipo se mantuvo y en la presente… Se culminó la escalada hasta la máxima categoría.
Una inversión mínima pero efectiva, un trabajo cuidado y compromiso y unión con una pequeña afición entregada. El mejor ejemplo: el gasto total en sueldos es de apenas tres millones, el más bajo de la categoría -quien más cobra es el delantero Jerry Mbakogu, 100 mil euros- y el total de gastos de la temporada será de 4,6 millones.
Sobre el campo, un grupo de futbolistas de bajo perfil, que para los pronosticadores de inicio de temporada apenas podía aspirar a salvarse, va camino de batir el récord de puntos de Serie B. En los despachos, imprescindible la habilidad de Cristiano Giuntoli, capaz de encontrar talento sin pulir en el ‘infracalcio’ y convertirlo en competitivo en la élite. El último, Kevin Lasagna, que ha pasado de jugar con el Este en categoría amateur a anotar goles decisivos por el ascenso a Serie A.
En la famosa y polémica conversación telefónica que destapó hace unos meses a Claudio Lotito, el presidente de la Lazio y número dos de Tavecchio en la Federación hablaba básicamente de que el ascenso del Carpi y otros equipos pequeñas supondría poco más que una ruina para la Serie A, ante la falta de gancho de estos equipos para vender los derechos televisivos.
Pues bien, los Romagnoli, Letizia, Porcari, Bianco, Di Gaudio, Lollo y Pasciuti, liderados desde el banquillo por el maestro Fabrizio Castori, se han encargado de demostrarle que no solo merecen acceder a la élite, sino que además lo harán por delante de equipos como sus rivales regionales de Bologna, infinitamente más mediátios. Y bien merecido.