La llegada de Tim Sherwood al Aston Villa el día de San Valentín de 2015 haría uso del valor sentimental, que no comercial, de esa fecha tan señalada. La llegada del técnico inglés marcó un antes y un después en la institución de Birmingham, que ha mejorado notablemente respecto a la dinámica anterior dirigida por Paul Lambert.
El conjunto de Villa Park ha subido como la espuma, casi de forma mágica, casi de forma milagrosa. De estar condenado al descenso a respirar fuera de los puestos calientes, pese a tener que pelear la permanencia hasta el final. Los Villanos no tienen asegurada su continuidad en Premier League, pero la situación comparada con meses atrás es, cuanto menos, más positiva.
Los resultados en Premier League han ido mejorando, y en FA Cup consiguieron una heróica clasificación para la Final de FA Cup, eliminando en Wembley, a partido único, al Liverpool. La llegada de Sherwood ha hecho, además, que la figura de Benteke resurja de sus cenizas, renazca como Ave Fénix, justo cuando más le necesitan los suyos.
El pasado fin de semana, el Aston Villa tenía un reto importante, serio, muy complicado, pero no por ello imposible. Era un reto mayor. Debían visitar el Etihad Stadium, en casa del Manchester City, en una situación no del todo cómoda de los Citizens, que están obligados a sacar sus partidos adelante para evitar perder su posición de Champions League. Pero este equipo dirigido por Sherwood tiene aires nuevos, tiene ambición, y nunca se deja batir fácilmente, pese a ser inferiores a priori.
El encuentro empezaría de forma negativa. Un error de Guzan, surrealista, hacía que el 1-0 de Agüero llegara a los tres minutos de partido. De primeras, un golpe en forma de gol en contra. Luego, en el segundo tiempo, llegaría el 2-0 de Kolarov. Parecía un partido cerrado. El grande, sin hacer nada del otro mundo, ganando y sacando los tres puntos delante.
Pero ese golpe no fue suficiente para hundir a un Aston Villa que aspira alto, pese a su delicada situación (que no trágica) en la tabla clasificatoria de la Premier League. Minutos después, en dos fallos de Joe Hart, el equipo de Sherwood empataba. Lo habían conseguido. Pese al 2-0 en contra, habían conseguido poner las tablas en el videomarcador del Etihad Stadium.
Y pudo ser mejor, pero no. Con 2-2, el ambicioso Aston Villa de Sherwood tuvo incluso argumentos para la queja, para la indignación, ya que el colegiado señaló un fuera de juego inexistente a Benteke que, además, en la continuidad de la jugada, había acabado en penalti de Joe Hart sobre el delantero belga. Es decir, no era de fuego y, además, penalti. Pudieron ganar 2-3 tras ir perdiendo 2-0.
Un equipo hundido hace meses que ha recuperado la senda del buen camino, de la productividad futbolística, y que sintió las duras consecuencias de un error arbitral en contra. El Manchester City acabaría ganando 3-2 en un partido que no mereció ganar. Aquella jugada con 2-2 pudo determinar otro resultado final, dando 3 puntos vitales al equipo de Birmingham, pero no fue así, con protagonismo arbitral, y la situación sigue siendo delicada.
Las sensaciones visitantes volvieron a estar a la altura de las expectativas creadas los últimos meses. Perdieron, pero fue casi en el descuento, tras empatar un 2-0 en contra, con un error arbitral que les privó de un hipotético 2-3. Una derrota que, pese a que pueda parecer lo contrario, debe servir para seguir reforzando la moral y rutina de un equipo que va en dinámica ascendente, pese a que la tabla clasificatoria les mantenga, a falta de cuatro jornadas, a sólo dos puntos del descenso, que lo marca a día de hoy el Sunderland, con 30 puntos.
Perdieron en Manchester, perdieron en el Etihad Stadium contra el Manchester City, pero sus sensaciones fueron todo lo contrario. La mano de Tim Sherwood sigue ofreciendo buena imagen.