Estadio Vicente Calderón de Madrid. Tablas. Combate nulo en la ida de Cuartos de final de Champions League. Si el partido de ayer entre Atlético y Real Madrid se hubiese disputado sobre un ring de boxeo, el resultado sería muy parejo. El inicio madridista fue muy bueno y su primera media hora fue de claro dominio ante un Atleti superado por la efervescencia blanca. Enfrente un púgil de 22 años y con cara de no haber roto un plato en su vida encajaba los golpes madridistas con firmeza y seguridad. La actuación de Jan Oblak dio alas a los locales que fueron entrando paulatinamente en el partido hasta anular a su rival en la segunda mitad desde el sudor y el esfuerzo, los axiomas de Simeone.
Como en este deporte, el fútbol, no hay jueces que proclamen campeones, tendremos una vuelta igual de emocionante en una semana. Ayer ambas escuadras parecieron dar por bueno el resultado inicial, uno bajo la amenaza del doble valor de goles en campo rival y otro con el factor campo a su favor.
Pronto se helaron las animosas gradas colchoneras, cuando Bale se plantó ante Oblak en un mano a mano que el esloveno adivinó. El aviso puso en jaque a una defensa colchonera que tuvo que defender las numerosas acometidas blancas en la primera mitad y donde el esloveno se convirtió en el guardián del muro en el lugar y momento adecuado. La tensión en choques, saltos, roces era patente, el respeto que los 22 rivales se procesan marcó un duelo de alta intensidad pero cuyo fútbol se diluyó cuando el Real Madrid pecó de conformismo, bien por inercia, bien por cansancio o bien porque el paso de los minutos mejoró al equipo de Simeone cuyas mejores acciones las mostró en la segunda mitad. Ocasiones durante el partido hubo pocas, las defensas se impusieron a los ataques y las oportunidades de gol fueron mínimas.
La resurrección y la ira de Mandzukic permitió al Atleti buscar la salida en largo, aunque en numerosas ocasiones los papeles se cambiaron de lado, siendo Griezmann el que prolongaba y el croata el que atacaba el espacio. La efectividad de esta fórmula fue mínima, y la conexión entre ambos mejoró en la segunda mitad cuando Koke y Arda se asociaban con mayor frecuencia en la zona izquierda del ataque rojiblanco. El detalle del partido vino en una jugada de escapismo en la que el turco sorteó rivales y pecó de excesiva generosidad cuando tenía una clara posición para el disparo hacia el marco de un casi ‘inédito’ Casillas. Aún con el 0-0 la sensación que deja Simeone es que el resultado no le parece ni mucho menos malo, sabe de la fuerza de su grupo, y sabe que en los 7 derbis de la temporada, sí, 7 ya, Ancelotti no ha encontrado debajo de ese pelo canoso la fórmula para meter mano al sistema rojiblanco, aunque ayer la imagen del Real Madrid dista mucho de otros partidos disputados tanto en Copa como en Liga en el Vicente Calderón.
La baja de Marcelo en el cuadro blanco será notable para el asalto de vuelta, el brasileño dotó en la noche de ayer de salida libre por la banda izquierda, con precisión y valentía fue un quebradero de cabeza para la defensa rojiblanca que contaba con un factor más al cual achicar los espacios. Veremos si la polémica de Carvajal con su mordisco a Mandzukic tiene castigo, o se queda en mera advertencia, aunque la última vez que un organismo del fútbol internacional entró de oficio en una ‘dentellada’ fue para casi encarcelar a Luis Suárez. En el Atlético, se perderá el partido Mario Suárez por acumulación de amonestaciones.
A pesar de quedar un partido liguero el fin de semana, el encuentro que todos los aficionados de ambos lados estarán pensando a partir de mañana será el del próximo duelo en Chamartín el miércoles próximo. Una semana para pensar, creer, sudar, cavilar, reflexionar, reír y maldecir para avanzar en Champions League. No es un partido cualquiera, no es solo fútbol, no es solo un derbi y no es ser el dueño de la capital, es tener el derecho de seguir soñando con algo más grande, seguir soñando con Berlín.