Venerado en los Países Bajos y demonizado en España (al menos en los banquillos) por su, cuanto menos polémica, gestión al frente de un Valencia, con el que estuvo a punto de descender a Segunda en 2008 a pesar de ganar la Copa del Rey. Ronald Koeman, firme defensor del trabajo de cantera, llegó el pasado verano a Southampton tras triunfar en el Feyenoord. Y lo hacía con la difícil tarea de hacer olvidar a Pochettino y de rellenar el inmenso vacío que dejaron los Lallana, Lambert, Shaw, Lovren o Chambers. ¿Complicado? Sí. ¿Imposible? No.
Junto a Koeman llegó a la ciudad del Titanic su cuerpo técnico de confianza, encabezado por su hermano Erwin, y su segundo de a bordo, Jan Kluitenberg, capitaneando un proyecto destinado a no tener el mismo sino que cien años atrás tuvo el barco más grande, fuerte y lujoso que había sobre la faz de la tierra, y que zarpó a un escaso kilómetro de donde se ubica el St. Mary’s Stadium.
Bajo las directrices del sagrado ‘Southampton Way’, intocable desde que Nicola Cortese y Markus Liebherr rescatasen el club allá por 2009, y que casa bastante bien con la ideología de Koeman, el nuevo equipo de trabajo fue forjando las bases de lo que quería. Desde el principio de la pretemporada se vio claro, cuando Koeman ordenó que el equipo comenzase la pretemporada con un mini-stage y un amistoso en la tierra de los tulipanes. Un dato, cuanto menos, revelador.
Y es que desde que Koeman se hiciese con el poder en Southampton está llevando a cabo una ‘holandesización’ del club ciertamente reminiscente de la de aquel Barcelona de Louis Van Gaal… en cuyo banquillo se encontraba Koeman de ayudante. El mismo patrón y el mismo modo de trabajo con un único objetivo: la creación de un estilo propio, de una marca, de una seña de identidad.
Primero, el técnico paralizó la salida del central neerlandés Jos Hooiveld, uno de los jugadores más queridos por la afición, pero que a sus 31 años apenas había disputado ocho partidos entre todas las competiciones la campaña anterior. Cuando estaba a punto de irse, Koeman frenó su marcha y, pese a que finalmente se marchó cedido al Norwich City (aunque en el mercado de invierno se fue al Milwall), no fue hasta el último día de mercado cuando el preparador tuvo que prescindir de él a petición del jugador, relegado tras los fichajes de Alderweireld y Gardos.
Por otro lado, a la hora de reforzar al equipo, el Héroe de Wembley tampoco ha dudado en recurrir a la Eredivisie como primera opción. Llegaron dos de los mejores jugadores del campeonato y que fueron vitales en el tremendo inicio del Southampton: el serbio Dusan Tadic y el tanque italiano Graziano Pellè, que a las órdenes de Koeman había firmado en dos campañas 55 goles en 66 partidos defendiendo la zamarra del Feyenoord. Pero no fueron los únicos. También llegaron varios jugadores a los que Koeman había echado el ojo y que intentó sin éxito tener a sus órdenes en Rotterdam: Sadio Mané y Florin Gardos, además de Toby Alderweireld, al que conocía de su época en el Ajax.
Así arrancó la temporada, con un Southampton más holandés que nunca y regido por la doctrina Koeman. Los saints se convirtieron en la gran sensación los primeros meses con un fútbol directo, vistoso y de mucho toque. Y con una defensa en la que también ha surgido como opción un Maya Yoshida que, pese apenas contar para Pochettino, ha recibido grandes dosis de confianza de Koeman, que incluso en ocasiones le ha dado de titularidad por delante de la teórica pareja de centrales titular, Alderweireld-Fonte. Seguramente tenga mucho que ver en ello los apuntes que el neerlandés y los suyos tomaron del defensor nipón en los dos años que éste defendió los colores del VVV-Venlo holandés antes de arribar a la ciudad de Hampshire. Cosas de la vida.
Y en el mercado de enero, con el equipo asolado por el cansancio y sobre todo, por la plaga de lesiones (hasta diecisiete jugadores distintos de la primera plantilla han pasado por la enfermería en los tres últimos meses), Koeman volvió a ir a lo seguro. Así, más allá del baldío esfuerzo que hizo por incorporar a los mediocentros del Feyenoord Jordy Clasie y Tonny Vilhena, llegaron dos jugadores que tenía más que calados del fútbol holandés: Eljero Elia y Filip Djuricic. Para muchos, dos futbolistas en plena decadencia. Pero para Tintín, dos grandes apuestas que aporten en la lucha por Europa.
De un modo u otro, este Southampton marcha sexto en la Premier a falta de diez jornadas, y está muy cerca de las posiciones de acceso a competición continental. Con 20 goles encajados, es el equipo menos goleado de la categoría y el cuarto que menos recibe de las grandes ligas europeas. Por su parte, Koeman se ha llevado el galardón al Mejor Entrenador del Mes en septiembre y enero, y se ha colado en la prestigiosa lista de la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS) como el noveno mejor técnico del planeta. Todo ello refuerza sus maneras y la confianza en sus doctrinas. Podrán gustar más o menos, pero dan resultados. Al contrario que le pasaba a Melendi, en Southampton sí que tienen noticias de Holanda. Y están encantados de que así sea.
Madrid, 1992. Periodismo y Comunicación Audiovisual. Escribo en el Diario MARCA. También Deporte de Alcorcón y el periódico 'Al Toque'. Premier League y Southampton FC en Sphera Sports. La verdadera historia está en lo que no se ve.
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