El sureño condado inglés de Hampshire está de enhorabuena. Y no solo por la gran temporada del Southampton de Koeman, sino también porque, sin hacer ruido, otro equipo de la zona ha ido gestando su particular leyenda que le ha llevado en poco más de año y medio de la tercera división inglesa a liderar la Championship y asentarse como una realidad con vistas a la Premier: el AFC Bournemouth de Eddie Howe.
Bournemouth es una ciudad encantadora. Tiene una de las mejores playas del Reino Unido, multitud de zonas verdes, una gran universidad, y en su iglesia de St. Peter’s está enterrada la célebre escritora Mary Shelley, quien en 1817 noveló el best seller ‘Frankenstein’. Ahora, casi 200 años después, en la misma ciudad en la que perece la autora, y como si de un nuevo monstruo se tratase, el Bournemouth está arrasando en el fútbol inglés. Es el primer clasificado de la segunda división, donde ha ganado diez de los últimos catorce choques y no conoce la derrota desde septiembre. Ha anotado 50 goles en las 22 jornadas disputadas. Casi 2’3 goles por partido, nada más y nada menos. La pasada semana le endosó un 1-6 al Blackpool. La anterior, le metió cinco al Cardiff, y suma 42 puntos que le refrendan como mucho más que la gran revelación del campeonato.
Y es que nadie en la ciudad hubiera imaginado tener al Bournemouth donde está a estas alturas de Championship, división a la que retornó la pasada campaña tras llevar desde 1990 alejado de ella. La temporada del regreso, con la permanencia en el horizonte, los cherries lograron un meritorio décimo puesto, y las miras esta temporada estaban puestas en volver a mantener una categoría en la que poco a poco buscaban estabilizarse, algo a lo que ayudarían los casi seis millones de libras que recibieron de comisión tras el traspaso de su canterano Lallana al Liverpool desde el Southampton, que sirvieron para que el conjunto sureño lograse mantener su bloque, aunque no conseguía retener a su gran estrella, el delantero Lewis Grabban (22 goles la pasada liga), que ponía rumbo a Norwich para ayudar a los canaries a volver a la Premier.
Liderados de nuevo por el joven aunque experimentado Eddie Howe, mito del Bournemouth, al que lleva enrolado como jugador y entrenador gran parte de su vida, los cherries iniciaban en agosto su segunda temporada en Championship con las miras puestas en ratificar lo logrado el pasado año con pocos retoques en su plantel, salvo alguna cara nueva como la del contrastado Junior Stanislas (llegado del Burnley) o el joven Calum Wilson (Coventry), más el fichaje en propiedad de Andrew Surman, de lo más destacado el pasado año cedido desde el propio Norwich, a los que se uniría a mediados de septiembre en forma de cesión el fichaje estrella del club, el meta internacional polaco Artur Boruc, condenado al ostracismo en el vecino Southampton.
Ahora, poco más de tres meses después, los cherries campean en la segunda división inglesa. ¿El truco del éxito? La esencia del bloque, la apuesta por la continuidad, por un once que se recita casi de memoria, y el compromiso y unidad del vestuario, en el que destacan el capitán Tommy Elphick, el experimentado Mark Pugh, el playmaker Harry Arter, el veterano Ian Harte, o los Brett Pitman, Simon Francis, Matt Richie, Steve Cook, Dan Gosling o Charlie Daniels. Prueba de ello es que ocho de los convocados por el Bournemouth en la primera jornada del pasado año frente al Charlton (de los que cinco jugaron de inicio) fueron titulares la pasada semana en la goleada al Blackpool. Sobra decir más.
Con los tantos de Wilson, que suma once en Championship, su contundencia defensiva, y las paradas de Boruc (con el que aún el Bournemouth no ha perdido en liga) por bandera, el cuadro rojinegro se ha refrendado como un coloso muy difícil de franquear, y al que incluso el propio Liverpool con todo su arsenal tuvo serios problemas para doblegar en cuartos de final de la Capital One la pasada semana.
Reafirmado como un bloque más que armado, y con un fútbol directo, bonito, dinámico y alegre, el Bournemouth de Eddie Howe es la gran impresión de Inglaterra esta primera mitad de campaña. Para muchos, la proeza cherrie parece cosa de magia. Como si la propia Mary Shelley se hubiese levantado de su tumba de St. Peter’s para dar vida a una nueva criatura, a un ente que está pulverizando rivales y registros en el fútbol inglés a un ritmo frenético.