El silencio reina en los últimos entrenamiento del Valencia. Poco queda de aquellas sonrisas que se reflejaban en las caras de los jugadores del conjunto ‘ché’ al inicio de la temporada. No hay ruido en el vestuario de Mestalla después de la mala racha de resultados que se está viviendo en el conjunto valencianista.
El horno no está para bollos. El empate ante el Granada en Los Cármenes (1-1) fue más que un jarro de agua fría que rompió con las esperanzas de un equipo que mostraba más que ilusión al inicio. Los blanquinegros lograron incluso colocarse líderes provisionales de la Liga, pero ahora parece que la crisis se ha instaurado en Valencia. Perdieron ante el Deportivo, empataron con el Athletic, volvieron a caer con el Levante, se dejaron los tres puntos en el Camp Nou y se complicaron la vida ante el Rayo Vallecano en Copa del Rey.
El equipo ‘ché’ ha sumado dos puntos de los doce posibles, lleva cuatro partidos seguidos sin conocer la alegría de la victoria y se ha alejado de los puestos de Champions League. Desde Mestalla, observan con ira como el FC Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid continúan con su buena racha de victorias y no fallan ninguna jornada. Incluso el Sevilla ha logrado adelantarse en la batalla: cuarto en la tabla de clasificación y a cuatro puntos por encima del Valencia.
Una situación que no gusta al conjunto blanquinegro, que ha bajado hasta el quinto puesto con un total de 25 puntos, muy cerca del Villarreal y el Málaga. Al equipo no le queda otra que reaccionar, recuperar las buenas sensaciones del principio de temporada y volver a saborear la satisfacción de la victoria.
Los de Nuno Espíritu Santo parecen haber entrado en sequía goleadora y en una espiral de dudas. Las lesiones y las sanciones de jugadores han obligado a instaurar un cambio en el sistema, que ha desajustado la dinámica ascendente que había encontrado la plantilla ‘ché’ al inicio de la temporada. Por lo pronto, desde la capital del Turia ya apuntan que Peter Lim ha salido de caza.
Pero nunca es tarde para recuperar lo perdido. Aún queda tiempo y rivales a batir. Queda tiempo para solventar una crisis, para alcanzar la inercia positiva y cumplir objetivos.