Los de Xavi encontraron oxígeno tras vencer a Osasuna en Riad por 2-0. En un partido que distó de la intensidad de la otra semifinal de la Supercopa, los culés lograron ampliar un marcador que en las doce últimas victorias había sido por la mínima.
El Barça se hizo con la posesión, pero fue previsible e impreciso para intentar lograr el peligro. Osasuna, que atraviesa momentos alejados del papel que desarrolló el pasado curso, quiso amurallar su área y vivir de las contras y las botas de Budimir.
No fue hasta el segundo acto, atacando las debilidades y las pérdidas de su oponente, cuando el conjunto culé encontró los espacios. Apareció Lewandowski para responder favorablemente al hallazgo de Gündogan; que sostuvo el equipo y detectó al polaco para que abriera la lata. Arrasate lo intentó hasta el final moviendo sus fichas, pero las agujas del reloj jugaron en su contra. Yamal sentenció con el segundo y definitivo tanto.
En el encuentro, el Barça perdió a Raphinha, que abandonó el terreno de juego en la primera parte por lesión, y recuperó el ansiado brillo de Pedri. Los cambios de Xavi agitaron el partido con la luz del canario, el descaro de Yamal y los chispazos de Joao Félix.
La final, que tendrá lugar este domingo a las 20:00h, enfrentará de nuevo a Barça y Real Madrid en el que será el tercer Clásico de la temporada.