Los últimos campeones de la NBA siguen un mismo patrón: son equipos que ponen en valor la importancia del colectivo. Y estos Nuggets son, sin duda, la franquicia que mejor representa esta tendencia.
Esto no quita que, como siempre ha sucedido, los focos se dirijan principalmente a un protagonista. Somos así, es instintivo. Cada éxito debe tener su héroe. También con estos Nuggets tan corales y con una estrella menos ruidosa… Pero a la que resulta inevitable elevar a los altares: los Playoffs de Nikola Jokic han sido históricos.
El serbio ha cerrado la postemporada como el jugador con más puntos (600), más asistencias (190) y más rebotes (269). Y si contar con un jugador tan determinante ya es una bendición para los Nuggets, debemos añadir que si por algo se recordará al ‘Joker’ será por cómo potenció a su equipo. Su IQ está por encima de la media. Juega de escándalo, pero sobre todo mejora al resto.
Jokic, una estrella distinta, además cae bien. Un tipo sencillo que pasa su tiempo libre montando a caballo en Serbia y que fue seleccionado en el Draft mientras se emitía un anuncio de tacos.
A su lado ha estado un Jamal Murray que ha vuelto a lo grande de su grave lesión de rodilla. De largo, la pareja más letal de esta temporada en la NBA. Por momentos, parecía que no había nada que hacer contra ellos. Tampoco se ha quedado corto Aaron Gordon, el complemento que todo equipo necesita. Su reconversión a pieza clave en defensa es de aplaudir.
Y si hablamos de lo corales que son estos Nuggets, hay que poner sobre la mesa el nombre de Michael Malone. Junto a Jokic, el gran responsable del primer anillo de la franquicia. La culminación de un proyecto que venía haciendo las cosas bien los últimos años y que ha ganado como solo podía hacerlo: en equipo.
Fotos: Getty Images
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