Voy a opinar lo contrario que Sergio Ramos: ahora que los goles fuera de casa no valen doble en caso de empate, los conjuntos que juegan la vuelta en su feudo tienen ventaja. Por otro lado, todo queda mucho más abierto. El Manchester City, el año pasado, habría quedado muy feliz con su resultado en Leipzig. Ya no le vale, sin embargo, pasar con un empate a cero. Debe ganar.
Sorprende ver al cuadro de Pep Guardiola en Europa. Juega varios partidos en el propio duelo. Te quita el balón, te lo da, se arropa con un 4-4-2 y luego vuelve a atacar. Cada minuto que pasa podemos vislumbrar que el técnico español tiene una deuda pendiente con la orejona, competición que anhela desde que dejó de entrenar a Lionel Messi. Parece que se ha convertido en el capitán Ahab: piensa día y noche en cómo atrapar el trofeo más bello de Europa.
Ayer, la primera parte fue buena. Anotaron el tanto inicial y le dieron, en el segundo acto, el protagonismo a los anfitriones. Haaland esperaba a la contra. Esta vez no le salió bien la jugada a los ingleses: Gvardiol, una de las grandes joyas del balompié europeo, igualó la contienda. Queda todo abierto para la vuelta.
También habrá batalla en Oporto. Los dragones viajaron al Giuseppe Meazza con la idea de sacar un buen resultado y lo tuvieron muy cerca. Hasta la expulsión de Otávio. El brasileño, nacionalizado portugués, llegó tarde a una acción y vio la segunda cartulina amarilla. Apretaron los Simone Inzaghi y consiguieron llevarse el triunfo gracias a un gol de Romelu Lukaku.
Esta noche, por cierto, jugarán dos entidades españolas en Europa League. El FC Barcelona ha viajado a Old Trafford para hacer bueno el empate en el Camp Nou (2-2) y el Sevilla debería conseguir el pase frente al PSV tras el 3-0 en Nervión de hace una semana. Como siempre, no nos aburriremos.
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